La
mitología como inspirador referencial en la poesía sobre el llano del Poeta
Arturo Álvarez D’Armas
Felipe
Hernández G.
Ponencia presentada en el
V Encuentro de Poetas y Poesía de
Tucupido
Casa de la Cultura “Rafael
Rengifo”
Tucupido, domingo 25 de abril de
2010
La
serie de poemas dedicados al llano del poeta Arturo Álvarez D’Armas demuestran
que este escritor de la negritud, que además de poeta, es crítico literario,
fotógrafo, investigador y bibliógrafo, se manifiesta también con singular
habilidad y pureza en la creación literaria.
Caraqueño
de nacimiento, la Universidad Rómulo Gallegos lo trajo al Guárico, y el sol de
la sabana lo obnubiló para que transitara los mil caminos del llano en pos del
horizonte de la ruta galleguiana, así, un día con su esposa Lesbia, plantó su
huella en los confines que unen al Guárico y al Apure, y desde la apacible y
bucólica población de Puerto Miranda, con las resolanas de marzo invoca a las
musas de la mitología para presentarnos su aedos llanero, diciéndonos:
Quirón
me llevó
a
la llanura de Escamandro
encontré
a Jasón y los Argonautas
con
el vellocino de oro.
Hablé
con el hijo de Lapites y Metimna,
fui
a la escuela de Safo
oímos
el concierto de las aves.
Hervían
remolinos de agua
algas
y caramas
sobre
la piel del Apure.
Sobresaliente
en un madero
está
la Piedra Pulida
la
que desata pasiones
al
igual que Helena.
Glosas
registradas en perfecta rima métrica para decirnos amparado en la poesía
homérica, su visión sobre aquel mundo: ahí están los llaneros, representados
por Quirón, centauro inteligente, sabio y de buen carácter, hijo de Crono.
Escamandro,
el río troyano, representando al Apure en su discurrir, simbolizando la unión
de las tierras de Guárico y Apure.
Pero
también está Jasón el del viaje a Cólquide, que al igual que los llaneros
llevan una vida signada por la lucha tenaz, en pos del vellocino de oro que es
su modus vivendi, en un medio inhóspito que determina la trashumancia, la
permanencia en un hábitat de contrastes marcados por las sequías que espantan y
las lluvias que arrasan. No en vano reafirma: Hervían remolinos de agua / algas
y caramas / sobre la piel del Apure. Y en su creatividad sin par, sigue
fabulando con figuras míticas, uniendo a los hijos del Guárico y Apure en
hermandad simbolizada en el hijo de Lapites (Lesbos) y Metimna, fieles
habitantes del océano de la sabana que solo tiene fin cuando cielo y tierra se
juntan en el infinito horizonte. Glosas de hondas vivencias amatorias, entre
referentes de aquel mundo: la llanura, concierto de aves, remolinos de agua,
caramas.
Luego
nos dice:
Inventé
mi laberinto
junto
a Medea,
sin
ir al infierno
ni
al reino de las sombras.
Después
de una centuria
reviví
un sabat,
al
oír tu voz
desde
la llanura de Apuri
recibí
pan
vino.
Sensualismo.
Un
canto a la nueva vida, a la esposa, a la mujer que ama, un canto al reposo, a
la jubilación, el merecido descanso para la adoración después de una centuria
de calamidades. Y le canta a la amada:
No
eres Agar, Helena de Troya,
Greta
Garbo, Naomi Campbell
ni
Alek Wek.
Piel
tersa y mulata
sonrisa
pura y cuerpo de cítara.
Eres
la de Lesbos
el
llano
el
estero
la
sabana.
Se
revela un escritor comprometido, contemporáneo definitivamente marcado por un
humanismo prometeico —libertad, igualdad, progresión— y el paradigma
libertario: sacrificio y recreación de la humanidad como identidad valorativa
que ha signado el llano, el estero, la sabana. En su canto al Estero de
Camaguán, nos dice:
Un
día de junio
el
silencio de las aguas
se
elevó sobre el campo de Cronos
el
Portuguesa hincha su vientre
derrama
su caudal
no
es el sol
quien
perturba mis ojos
ni
siquiera es un oasis.
II
He
transitado algunas galaxias
para
llegar a tu cuerpo
tierra
prometida
en
tiempo de estío
exhalas
azahar de la India
ante
el río
crece
la hierba
lloran
las chicharras
se
anuncian lejanas lluvias.
III
Retorno
al cálido color de la comarca
mi
árido corazón
necesita
la llovizna
cotúas,
garzas, corocoras
yantan
en los espejos de agua
fuego
y humo
escudriñan
a través de una nube
braman
las reses
en
la sabana desnuda de pasto
la
muerte acecha
el
invierno.
IV
Llegaron
los primeros aguaceros
la
brisa despejó la humareda
se
desvaneció la canícula
resurge
el curito en el estero
apacentan
las vacas
en
medio de pastos.
Cesa
la agonía
regresan
en bandadas las garzas.
V
Al
salir la aurora
Helios
arde sobre la espalda del bonguero
ribazones
de peces
vienen
en aguas a tropel
resaca
espuma
sube
y baja mercancía
arriban
arenas
livianas de costa abajo
boras
disueltas en remolinos
en
este Jordán
bautizan
cristianos redimidos.
VI
Conviven
con el ave rapaz
ruedas
sobre asfalto
cuero
y huesos
achicharrados
la
roca no fue golpeada
por
la vara del Patriarca
puja
el nacimiento del agua
fluye
a borbotones
otras
muertes
otras
vidas.
En
estos poemas el autor nos habla de sus temas recurrentes, de sus obsesiones. El
llano, la mitología clásica, la incertidumbre que lo signa indeleblemente con
la inexorabilidad de lo irremediable, el Guárico, el Apure. El curso de los
días, el paso de las horas cual corriente de un río inevitable se convierte en
objeto de reflexión para el poeta. Hay vértigo y asombro en estos textos
brillantes que nos entrega a sus lectores el escritor. Una arrebatada emoción
palpita en cada línea, en cada verso y en cada construcción verbal contenida en
estos maravillosos cantos de Arturo Álvarez D’Armas. La pulcritud de la frase
bien concebida es un rasgo distintivo en todos estos poemas del llano
mitológico.
La
vida en el llano está adherida a la piel de la memoria del autor como fuego y
humo / cuero y huesos que se adhieren al alma para llegar a tu cuerpo tierra
prometida es la inmensidad de un río que un día de junio / el silencio de las
aguas / se elevó sobre el campo de Cronos / el Portuguesa hincha su vientre / derrama
su caudal / no es el sol / quien perturba mis ojos de poeta.
El
poema en Álvarez D’Armas es un intento por recuperar el paraíso perdido en cada
estacionalidad del año en el llano, es la palabra que vuelve a refundar un
mundo ido y así por la eternidad. Esa natural armonía que exhalan las palabras
tan sabiamente expresadas en Estero se apodera de nuestro espíritu cuando
nuestra capacidad de lectura las transfiere de la página a nuestra imaginación
y a nuestra sensibilidad. Es un acontecimiento admirable, puesto que nos toca
muy hondo porque la conocemos muy de cerca.
Hay
una reiterada refulgencia en todos estos poemas que integran este maravilloso
acto creador. Se aprecia la manera como el poeta domina el inveterado arte de
relacionar las imágenes, los sonidos que desprenden las palabras; él sabe
plenamente que es poseedor de una pluralidad verbal y lo demuestra en cada
poema para nuestro asombro como lectores que nos solazamos con su riqueza
intelectual. Una inaudita devoción por la palabra transparentan estos poemas;
en estos poemas el escritor alcanza cotas crepusculares, su estro corona cimas
inigualables dentro del quehacer poético que le igualan con el bardo Lazo
Martí, con la Respuesta a las piedras de Luis Barrios Cruz o con El Reflejo de
los Remansos Azules de Rafael Cabrera Malo. El llano vuelve de manera
recurrente, como en Francisco Lazo Martí, Y náufrago en la noche sin ribera, /
mi espíritu se abstrae / pensando que de un mar desconocido / el llano es una
ola que ha caído, / el cielo es una ola que no cae. E instaura en el poeta una
pertinaz evocación que emerge de los intrincados socavones de la memoria del
escritor para, con obsequiosidad derrochadora, regalarnos el solaz del alma
sensitiva que se extasía en la musicalidad reflexiva del poema. La Obra de
Álvarez D’Armas es una experiencia memoriosa que recorre una interconectada
topología tal vez familiar en nosotros pero enigmática en sus ubicuos
contenidos. El llano, la mitología, Apure, Guárico, Camaguán, el río, el
estero, la mujer, la biblia, el arte, el tiempo, la vida y la muerte, lo
antiguo, lo moderno y la contemporaneidad. En fin, una cartografía mental, una
geografía psíquica y espiritual que nos recuerda el efímero paso de nuestra
existencia por la tierra.
REFERENCIAS
ÁLVAREZ
D’ARMAS, Arturo. (2005): Poemas. En: Letralia. Tierra de Letras. La revista de
los escritores hispanoamericanos en Internet. Año IX, No. 121. Cagua –
Venezuela: 7 de marzo de 2005. GRIMAL, Pierre. (1994): Diccionario de Mitología
Griega y Romana. Barcelona: Paidos ibérica. Espasa léxicos.
Arturo
Álvarez D’Armas. Letralia. Tierra de Letras.
Bibliógrafo
y poeta venezolano (La Pastora, Caracas, 1950). Reside en San Fernando de
Apure. Investigador de las tradiciones africanas y afrocaribeñas. Edita las
plaquettes de poesía Cumbe y Tambor y Viento del Sur.
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