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El Viejo Barrio Zanjonote (El Parque - Tucupido) - Domingo Solórzano

 

                        Casa de Juana Solórzano en el barrio Zanjonote

El Viejo Barrio Zanjonote

(El Parque-Tucupido)

 

DOMINGO SOLORZANO

 

E1 Barrio “Zanjonote” que yo conocí en mi niñez era en ese tiempo 1945-1960 un sector tranquilo, de ambiente bucólico y pastoril. Ni se pensaba en la luz eléctrica ya que el bombillo más cercano nos quedaba en el vecino barrio “La Quinta”, frente a la casa de María Figueroa, donde actualmente está el grupo escolar "Luis Guglietta Ramos".

Allí donde hoy habita la familia Jiménez Campos, estaba el último poste de electricidad que venía de una vieja planta situada en el otro extremo de la calle Sucre parte norte, donde hoy está La Cancha Neverí o "Antonio Medina Carreño". El operador de esta planta eléctrica se llamaba Canache.

El origen del nombre de este barrio se debe a un gran zanjón que recogía y recoge todas las aguas de lluvias que vienen desde el cementerio y las partes altas del barrio. Quizás su poblamiento se debió a la cercanía del antiguo camino que conducía hacia Valle de la Pascua y, como es la costumbre de las familias venidas del campo, siempre se ubican en la periferia de los pueblos, cerca de las vías principales y las fuentes de agua para su consumo.

En la cercanía de este barrio, hacia el este existió la laguna “El 19”, una de las cuatro lagunas más grandes que saciaron la sed de los Tucupidenses hasta que el gobierno del Presidente Medina Angarita construyó la primera represa cerca de la carretera de Zaraza en el sector Carutico, más allá del desvío en la vía hacia el Caserío Camacho.

Este relato tiene el objetivo de dejar en claro dos cosas:

- Recordar las primeras familias que habitaban este barrio y algunas vivencias y anécdotas de las mismas.

- Cuándo y por qué pasó de ser el viejo barrios "Zanjonote" al flamante barrio "El Parque".

Por orden de ubicación comienzo por decirles que al sur, más allá de la antigua Romana en la vía hacia Valle de La Pascua, conocí ya en ruinas la casa del Señor Charlott Rey de quien se dice que fue el primer mecánico que llego a Tucupido. Esta casa quedaba frente a donde actualmente están los silos, hoy recuerdo que había en el solar de esa casa una mata de mamón cuyos frutos eran la delicia de los muchachos de entonces.

También existió la laguna “Los Caros” donde empezaba una manga (camino entre dos cercas) que llegaba hasta la casa de Apolinar Martínez (Pulío), Doña Evarista, su mamá y José Manuel, su nieto.

Recuerdo la vieja "Romana" con sus corrales de planchas de acapro y virote, allí muchas veces vi pesar el ganado de Nicolás Felizzola, los Aruebarrena, los Arveláiz, Gregorio Palacios, las mejores reses que eran compradas por unos italianos comerciantes en ganado que venían de Caracas, Marcotullio y Olivieri, se llamaban. Todos los trabajos de selección y herraje del ganado eran dirigidos por un veterano llanero de nombre Ramón Iroba Carpio (el nariz panda), así le dicen porque coleando un toro en una tarde dominguera se cayó del caballo y se fracturó el tabique nasal.

Don Pietro Nuzzo, italiano, construyó en esa época una casa al lado de la Romana y frente a la carretera. Allí montó o estableció un negocio de víveres y por la noche era un bar donde vendían aguardiente y había mujeres, pero de estas últimas quien sabe más datos es un vecino de esos años recién llegado de "Guayabito" llamado Joseito Bermúdez, después conocido como “El Charro 'e Zanjonote”.

Don Pietro Nuzzo llegó a este sitio con sus dos hijos José y Pedro Nuzzo, que años después llegaron a ser prósperos agricultores en la zona de Tamanaco al norte del Tucupido en el Caserío “Párate Bueno”.

Cerca de donde está actualmente el Comando de la Guardia Nacional, existió la Casa de Campo de Emilio Barberi Santos, donde celebraban grandes fiestas a los norteamericanos ejecutivos de la compañía Petrolera Venezuela Atlantic Refining Company (VARCO).

Había tanta abundancia en ese tiempo que en las fiestas los anfitriones no recogían lo que quedaba y un vecino de nombre Juan Félix Ortega, junto a mi padre Saturnino Zarramera, luego que los fiesteros apagaban las luces y se marchaban, iban y se traían dos burros cargados de Coca Cola, Soda, Jamón, Queso Amarillo y otras exquisiteces que nosotros ni conocíamos. Por cierto entre la carretera vieja y la nueva de granza, frente a la familia Amariscua y la casa de Barberi donde hoy está la bloquera, perforaron los americanos buscando petróleo y solo encontraron agua.

Por la parte Suroeste estaba la casa de Don Gil Ramón Soler y Mónica Amariscua de Soler. También la casa de Don Inés María Ortega y Naciancena de Ortega, compadres de mi mamá los Ortegas, una familia muy alegre y fiestera, todos músicos, y le daban serenata en el barrio a sus amigos con su merengue favorito “La Pelotica”, que decía así: Tírame la pelotica, la pelotica la tiene Edito, y contestaba Edito: yo no tengo la pelotica la pelotica la tiene Inesito, y contestaba Inesito: yo no tengo la pelotica la pelotica la tiene Rómulo, y contestaba Rómulo: yo no tengo la pelotica la pelotica la tiene María, y así pasaban horas tocando "La Pelotica" hasta que los bailadores se cansaban. Era una fiesta muy sana que celebraban el día de los santos: María, Pedro, Juan, Pablo, Rosa y otros que aparecían en los almanaques. El conjunto de los Ortega estaba compuesto de: cuatro, guitarra, violín, maracas y buche. El jefe de esta familia había sido el celador de la laguna “El 19”, por esta zona que iba hacia la posesión “Los Mangos”, también estaba la casa de los Oropeza-Amariscua o sea Wenceslao Oropeza y Flor Amariscua, padres de: Abraham, José, Ángel, David, Juan Miguel, Uvencito, Ana María y Florcita.

De la casa de los Amariscua tengo un recuerdo muy especial pues Don Pablo Amariscua y Doña Josefa de Amariscua son mis padrinos, sus hijos: Narciso, padrino de Cruz, mi hermano, Rubén, Fernando, El Negro, Pablito, Sofía, Juanita y Aura que fue condiscípula mía en el grupo escolar "Narciso López Camacho".

Frente al tranquero de los Amariscua, donde está actualmente la casa de Rubén Amariscua y Marbella Torrealba, había un roble centenario, "El Roblote", donde decían que salía un espanto en forma de cochina cuyas lagrimas eran de candela, La Sayona, que asustó a muchos borrachos que pasaban por el sitio a altas horas de la noche. Cuando cortaron este Roble de uno de los pedazos del tronco mi mamá hizo un pilón que lo utilizó muchos años para pilar el maíz y hacer las sabrosas arepas de maíz pilado que a más de 50 años de distancia aún añoro con mucha nostalgia, cariño y amor, por el aliño que les ponía las manos santas de mi madre. Les informo que "El Roblote" lo cortaron para dar paso al tendido eléctrico que lleva la energía hacia Tucupido y la compañía S.E.C.A., contratista de CADAFE, no le quedo más alternativa que cortarlo, ya que en su lugar quedaría un poste y un transformador. Por allí cerca de este Roble, un poco hacia el Oeste quedaba la casa de Isaías Ortega, mamá de Rolito, Dionisio y Godoy Ortega, este último lo conocí cuando yo era niño y él vivía con la señora María Correa, en La Aguadita.

En esta parte a orilla de la carretera vieja quedaba la casa de Lilia Gómez, que perteneció después a Jesús Delgado, y actualmente es de los hijos de Eusebio Trejo y Ana Bermúdez. Se dice que en esta casa en la época del General Juan Vicente Gómez, en un baile para el 24 de Junio, día de San Juan ocurrió un crimen espantoso. Parece que un señor de apellido Trujillo, quien presuntamente andaba en compañía de Manuel Cabeza, vecino del pueblo de Tucupido, se encontraba disfrutando del baile y como entonces se acostumbraba que el hombre o parejo brindara a las mujeres, Trujillo quien era desconocido en el sitio trató de comprarle unas roscas y empanadas dulces de pan de horno a una señora que vendía en la fiesta. La señora al ver que Trujillo le fue a pagar con una peseta de dos bolívares, plata de la época, los tres centavos que valían los dulces, le contestó que no tenía sencillo, pero Trujillo alebrestado por la alegría del baile y algunos palos de caña le dijo: más tarde le pago. Esto lo oyó un hijo de la Doña vendedora de dulce que no le gustó la expresión de Trujillo y al rato cuando bailaba alegremente Trujillo sintió un golpe seco cerca del cuello y la yugular, acompañado de un escalofrío en todo el cuerpo, se puso la mano en el sitio en donde sintió la puñalada, llamó a su compañero Manuel Cabeza y salió.

Continuará…


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