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Domingo Solórzano - Degnis Romero

                                    Domingo Solórzano, con su hija Daysi, en el IX Encuentro de Poetas, en Tucupido, el 25-04-2014

El brío intelectual

Domingo Solórzano

Degnis Romero

Domingo Solórzano, es, como muchos, un tucupidense de extracción humilde y orgulloso de sus orígenes orilleros en el barrio Sanjonote, ubicado en el lado sur de Tucupido.

A sus recién cumplidos 68 años se puede considerar un muchacho, si se toma como referencia que en los años 50 del siglo XX un hombre de 50 años lucía como un viejo decrépito.

Lo llamamos a su casa ubicada en la calle Colón del barrio La Sabanita, de Ciudad Bolívar, donde reside desde hace 21 años, para que nos cuente acerca de su vida y de su abundante obra literaria, poética y musical.

La tarea se facilita porque nos envía una semblanza correspondiente a la “Antología de la Antigua y la Actual Poesía Guayanesa”, cuyo contenido está al final, escrita por Oscar Pirrongelli Seijas, y que recuerda los densos trabajos de Humberto Contreras, acerca de la obra musical de Rufo Pérez Salomón y de Adolfo Rodríguez, referido a la poesía de Máximo Salazar Carchidio.

Cabe destacar, entre paréntesis y con orgullo llanero, que el libro de Adolfo: “Los Llanos: enigma y explicación de Venezuela”, se puede leer en la biblioteca del Centro Cultural “Enrique Eraso”, frente a la Plaza Bolívar de El Hatillo.

Domingo nos cuenta: “Mi abuelo vendió una vaca en 40 bolos, compró una casa en el barrio Sanjonote y se la regaló a mi mamá. Tenía paredes de bahareque y techo de escándula (tablas de jabillo). No se mojaba y era fresquecita”. Y sigue: “Mi tía Luisa Amariscua, era del mismo barrio de tu abuela y de tu mamá. Estoy escribiendo mi autobiografía y digo que mi origen data de un baile de joropo en ese barrio San Pablo, una noche en que tocaba Rafael Vidal “El negro con la voz de plata”, con mi mamá bailando y mi papá tocando maracas. Yo aún no había nacido, pero uno cuando nace ya tiene nueve meses”.

Propone, con buena dosis de angustia, una investigación acerca de las esquinas y los barrios del pueblo, para rescatar esa parte de la historia local que se encuentra en el olvido.

Cuenta que Armas Chitty, recogió en la Plaza Bolívar la mayor parte de la información que le sirvió para, en menos de dos años, escribir su laureado libro. Agrega que este autor nunca conoció acerca de los indios de Cerro Grande y mucho menos de su Cruz, que para 1960 ya tenía unos 50 años.

Recuerda que: “en una oportunidad, me traje cinco libros de Tucupido, uno de los cuales era del Vate Aular, el cual entregué a una biblioteca de aquí en un acto especial. Por esa época fue que vi tu primer reportaje “Tucupido cincuentero”, acerca del pueblo, publicado en El Reportero”.

Luego trae a colación una referencia, que ya habíamos ubicado en Internet, acerca del nunca bien ponderado poeta Modesto Nieves y su poema “El corrido de los animales”, que aparece en la página 24 del trabajo “Poesía Popular Andina”, Tomo 1, publicado por el Instituto Andino de Artes Populares, cuyo capítulo venezolano refleja: Colección, selección y notas de Luís Felipe Ramón y Rivera e Isabel Aretz. Antes del texto del poema se lee este comentario: “Con el nombre de "corrido de los animales" recogimos en 1947 en Tucupido la siguiente pieza de boca del cantor Modesto Nieves. Se nota en el texto el comienzo en versos pareados, pero esta característica no se mantiene, porque sigue después una rima libre. Es interesante la mención de los animales, puesto que en todo el texto aparecen nombrados más de treinta, todos conocidos en Venezuela con la excepción de el coyote”.

Esta publicación representa un enorme desagravio para el insigne poeta tucupidense, ya que se rescata la autoría del poema librándolo del injusto e indeseable anonimato.

Domingo también fue maestro en la escuela de Cerro Grande durante ‘nosécuántos’ años y dejó plasmado su amor y raigambre en el excelente escrito “CERRO GRANDE CASERIO DEL ORIENTE DEL GUÁRICO”.

Concluyendo la conversa, refiere: “Juan Sabroso, era la piscina de nosotros, así como la laguna de La Guasimita, que era por donde ahora están las torres de CANTV".

Se finaliza con la hermosa letra del himno con el que Domingo participó en el concurso Himno del Municipio Ribas:

HIMNO A TUCUPIDO

LETRA: DOMINGO SOLÓRZANO

 

CORO

 

Tucupido eres pueblo sagrado

Cuyo genio y aliento creador

Sus principios jamás ha olvidado

Del trabajo, la paz y el honor

 

I

 

En tu historia de mítico origen                               Tamanaco de limpia corriente      

Luce el nombre de Guaramental                           Le dio vida a tu india y tu flor         

Un valiente guerrero aborigen                               Y a tu tierra le dio la simiente        

Que luchó por su tierra natal                                  En promesas y espiga de amor   

                       

CORO                                              

 

II

 

Tu cultura, grandeza y talento                                Tucupido, la luz de una estrella

Pueblo amado de eximia virtud,                            En tu cielo la puso el creador

Son emblemas que exhibes al viento                     Como lámpara mística y bella

Cual blasón de inmortal juventud                          Que te da su divino fulgor

 

CORO                                              

 

III

 

Hoy tu gente es un cálido ejemplo                        Dios bendiga el terrón floreciente

De alegría, de fe y hermandad                              Donde mora la paz del hogar

Y en su fiel corazón lleva un templo                      Y en que nadie doblega la frente

De esperanza, valor y lealtad                                 Si el destino nos quiere humillar

 

CORO                                              

 

Antología de la Antigua y la Actual Poesía Guayanesa

Domingo Solórzano

 (Tucupido, Estado Guárico, 1946)

Reside en Ciudad Bolívar desde hace más de 25 años, y aunque desde su juventud ingresó a la docencia de núcleos escolares rurales en Cerro Grande, un vecindario cercano a Tucupido, puede decirse que su formación literaria la adquirió en Guayana, donde se integró a la Red Nacional de Escritores, a la Asociación de escritores de Venezuela y al Movimiento Pedagógico “El Porche Literario”. Además ha sido columnista de los periódicos locales “El Expreso” y El Progreso”, y ha participado entusiastamente en el grupo “La Barca de Oro”. También su vocación docente y poética la ha alternado con actividades políticas y sociales: fue dirigente del partido Socialcristiano en su pueblo natal, en donde llegó a ser concejal por este partido, también se ha abierto a la investigación folclórica e histórica, tópicos sobre los que ha escrito muchos ensayos, casi todos ellos inéditos hasta la fecha. Ha publicado los libros “La Vaca Conuquera” (Impresos Copy Flash, Ciudad Bolívar 2012), y De Tamanaco a Orinoco” (El Perro y La Rana, 2013), el primero de ellos prologado por Oscar Pirrongelli Seijas.

Podemos afirmar que no hay actividad cultural en Tucupido, Valle de La Pascua y Ciudad Bolívar donde no esté presente Domingo Solórzano, un llanero sencillote, amigo sincero e íntegro. La mayoría de sus poemas no han sido ordenados en un volumen orgánico, sino que andan sueltos en periódicos o suplementos literarios de las poblaciones arriba citadas. De ellas hemos seleccionado para muestrario las que a continuación se presentan, todas de tinte ameno y alegre, donde no se deja notar el más leve resquemor de amargura, todos ellos entresacados de los cuentos y crónicas que el autor suele intercalar en sus narraciones.

Actualmente está entregado a la enseñanza de la doctrina cristiana.

AVENTURAS EN LA CAMIONETA FORD LLAMADA “LA CALANDRIA”

I

Un día domingo de marzo

en Tucupido yo estaba

y me embarqué en “La Calandria”

que a Cerro Grande viajaba.

Recuerdo que al bar “La Viuda”

Juan Domingo me invitaba,

con Negro Leal y Simón Laucho

una cerveza tomaba.

El amigo Pedro Porras

muy risueño acompañaba,

Regino Aular, el cuatrista

el ratón se le pasaba.

Dijo Gregorio Martínez

mientras La Viuda miraba:

No se vayan que hay más caña

Y cerveza nos brindaba.

Con reales de la cochina

que en los bolsillos cargaba

recuerdo que gente fina

en ese carro no andaba.

El amigo Ángel Pedrique

Pa´ la tensión que sufría

sus pastillas se tomaba,

como a las dos de la tarde

al puerto de El Dos llegaba

a tomar cerveza fría

y a gozar del panorama.

Después de pasar un rato

La Calandria” ya arrancaba

Con rumbo hacia Cerro Grande

que era la meta esperada.

II

Aquella Guayaba Verde

con alegría yo cantaba,

mi compay José Gregorio

veinte estornudos echaba

por efecto de la caña

y el tierrero que tragaba.

A las cuatro de la tarde

a Cerro Grande llegaba.

Dijo Alejandro Charaima:

tengo muchacha en la casa;

si quieren yo los invito

a comer gallina en salsa.

Que no vaya Joseíto

porque no les deja papas.

Por cierto que la gallina

que en esa tarde expiraba

nos la regaló Alejandro,

Graterol nos explicaba.

Como a las seis de la tarde

nos comimos la jabada.

El compañero Cruz Guaita

a la mesa se arrimaba;

Juan Machuca llega tarde,

por la herida resollaba

porque no comió gallina,

mucho menos carne asada.

Estas fueron correrías

de amigos entre parrandas

que entre chistes y palitos

pasaron fin de semana.

Y este corrió se llama

Aventura en La Calandria.

 

NOTA: Tardíamente nos hemos enterado de que Domingo Solórzano ha lanzado al aire un pequeño folleto titulado Aura de Recuerdos”, en el cual recoge un resumen antológico de sus creaciones poéticas entre los años 1970 y 2004.

De esta pequeña antología elaborada por el propio autor seleccionamos el que está más entrañablemente ligado a la región guayanesa:

Orinoco

Noche clara, fría, decembrina

a contemplar la belleza nos llama;

cual susurro musical de palma

la inquietud del oleaje se avecina.

Se divisa en lontananza

nervioso, bello,

el juguetear de las aguas,

al vaivén se mecen las piraguas

semejando pinceles de esperanza.

Admito que me siento poeta

admirando del agua su belleza,

que siempre está exenta de tristeza

y parece del cielo generosa puerta.

Las nubes y tu Orinoco son hermanos

cuando los creó la madre natura,

les cedió toda su hermosura

y que fueran en riquezas soberanos.

Entre el llano y la montaña

van tus aguas cantarinas,

el rumor suave de la brisa le baña

cuando en pos del auge de tus minas.

Sobre ti se proyectó incólume

la gloria tan señera de Bolívar,

en ti paladeó el almíbar

su grandeza, cuando al cielo sube.

Te canto, sí, Orinoco, te canto,

lo hago junto al lucero

y se me nublan los ojos en llanto

en mi sentir tan llanero.

Quizás sea de tristeza o tal vez de melancolía

pues la luz de las estrellas

viendo tus noches tan bellas

me han hecho jurar que volvía.

¡Orinoco! Frente a ti está un hermano

comparando tu fuerte oleaje

con fuerza y tropel de caballo y llano

Con el ritmo del arpa en su cordaje

con vaivén de pajonal en sabana

que se mece con la brisa soberana,

con el recio de la copla y el pasaje

que viajan contigo, Orinoco

desde Angostura y Parmana.

Un manantial de ternura

te dejo con mi sentimiento,

y la inspiración que siento

la dedico a tu hermosura.

El río Orinoco ha sido motivo de inspiración por grandes poetas desde el mismo año de su descubrimiento. Aun hoy existen evidencias de cantos ancestrales entre las etnias guaraos, cariñas, piaroas, panares y kerales que habitaron en sus cercanías. Muchos cantores modernos le han tributado elogios, como Neruda, Andrés Eloy Blanco, Concepción Acevedo de Taylhardat, Jean Aristeguieta, Luz Machado, Guillermina Mimina Lezama, Eucario García Rivas, Domingo Solórzano, Girelda Centeno, Francisco Arévalo, Gilberto Marfissi, Oscar Pirrongelli Seijas, Abraham Salloum Bitar, etc. mientras que novelistas venezolanos y extranjeros lo han ensalzado en sus obras, como Julio Verne, Rómulo Gallegos, Diógenes Troncone, Oscar Pirrongelli Seijas y Lusete Alves, entre otros. (N. del R.)

Algunas publicaciones:

Domingo Solórzano:

Aura de Recuerdos.- Impresos Copy Flas C.A., Ciudad Bolívar, Estado Bolívar, Venezuela, 2012.

 Domingo Solórzano:

De Tamanaco a Orinoco.- Ministerio de la Cultura,

Fundación Editorial El Perro y la Rana, Colección

Crónicas Históricas, Ciudad Bolívar, Venezuela,

2013.

Domingo Solórzano:

La Vaca Conuquera y Otros Relatos.- Impresos Copy

Flash C.A., Ciudad Bolívar, Estado Bolívar, Venezuela, 2012.

 

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