Ponencia presentada en el II ENCUENTRO DE CRONISTAS E HISTORIADORES DE VENEZUELA A CELEBRARSE EN TUCUPIDO – ESTADO GUÁRICO EN HOMENAJE A LOS 250 AÑOS DE SU FUNDACIÓN. Tucupido, jueves 20 y viernes 21 de Mayo del 2010
ELISUR EMILIO
LARES BOLÍVAR
CRONISTA
OFICIAL DEL MUNICIPIO ACHAGUAS, APURE
ACHAGUAS,
Sábado 17 de abril del 2010
ÉPOCA PRE-HISPANICA EN TIERRAS GUARIQUEÑAS:
Para
la época precolombina la parte occidental del hoy Estado Guárico, es decir las
zonas aledañas a Calabozo y San Juan de los Morros fue ocupada por la etnia
caribe, específicamente: apones, cumanagotos, güires y otomacos, entre otros.
Éstas eran tribus que vivían de la caza y la pesca.
Diversos
autores, estudiosos del devenir guariqueño, coinciden en afirmar que la región
oriental de esta entidad federal, entiéndase Zaraza, Tucupido, Santa María de
Ipire, El Socorro, Valle de La Pascua y Chaguaramas fue zona de los palenques,
cumanagotos, guamos y guamonteyes. Altagracia de Orituco, Macaira y Guaribe fue
habitada por indios guaiquíries, güires y guaribes. El Alto Orituco fue
territorio de tomuzas y quiriquíres. Palenques y cumanagotos vivieron en la
Selva Tamanaco. En el siglo XVII fueron llevados por los colonizadores
indígenas caribes, güires, atapaimas, chinos y amaibas hacia Calabozo,
Camaguán, Cabruta y Guardatinajas.
Así
pues, DE ARMAS CHITTY (1961) en su interesante trabajo Tucupido: formación de
un pueblo del llano define dos corrientes indígenas en el Estado Guárico:
La que proviene desde el oriente, norte y noroeste con palenques y cumanagotos. En este grupo también se incluye los quiriquíres y tomuzas de los Valles del Orituco. La otra corriente se divide en otomacos y abaritocos que suben desde Guayana hacia Cabruta; los amaibas, guamos y apones que llegan desde el Apure y el Portuguesa y alcanzan en sus correrías hasta el Guárico medio.
Entre
otras etnias precolombinas y su ubicación respecto a algunas poblaciones
actuales se tienen a las tribus nómadas de güires, palenques, guaiquíries y
píritus que merodeaban por el Valle de Ortiz en las temporadas de lluvia. En
Tiznados vivieron los guaiquíries o guamonteyes. Dormían en ranchos armados en
cuatro palos, se acostaban sobre cueros de venado que después arrastraban
cuando viajaban. Eran nómadas y recolectores.
En
este sentido, la investigadora y Doctora en historia y geografía egresada de la
Universidad Complutense de Madrid, VARGAS ARENAS (1981) en su obra
Investigaciones Arqueológicas en Parmana: Los sitios de La Gruta y Ronquín
Estado Guárico señala que las principales tribus indígenas que habitaron las
tierras precolombinas guariqueñas fueron eminentemente nómadas y hace una
descripción de esos grupos, los cuales pasaban la mayor parte del año errantes
y descansaban en un asentamiento o base central. Tenían una densidad de
población muy baja. Los grupos no pasaban de 25 familias emparentadas unas con
otras. Recolectaban raíces silvestres, cazaban y pescaban. Por supuesto, no
conocían la agricultura. Se embriagaban con chicha fuerte de distintas
semillas.
La
misma fuente indica que los guamos comían caimanes, aborrecidos por otros
indígenas; los guamonteyes usaban arcos, flechas y fisgas, este último
instrumento es un arpón de tres dientes; los otomacos en su fase estable
cultivaban el maíz de dos meses, el cual en ese tiempo crece, echa mazorca y
madura; los betoyes se cubrían el cuerpo desde las axilas hasta la ingle con
una corteza de árbol. La mayoría de los estudiosos coinciden en afirmar que los
indígenas del llano andaban desnudos; sin embargo, los guamos usaban un ceñidor
ancho de algodón tan bien hilado que los españoles los adquirían. Estos mismos
indígenas se pintaban antes de ir a la guerra y practicaban un tipo incipiente
de cirugía: se separaban el filo exterior de sus orejas por una incisión en la
cual se colocaban pequeños objetos que no querían perder o traer en sus manos.
Por
su parte, los guaiqueríes y guamonteyes --expone la misma fuente-- gozaban de
aparente buena salud, los mismos son descritos como altos, morenos y de mucha
fuerza; los guamos hacían festines, bebían y bailaban. A la hora de dormir lo
hacían en el suelo. Eran buenos alfareros y hacían jarras de dobles asas para
beber agua, utilizaban contra sus enemigos hechizos y venenos, aunque se
desconoce la naturaleza de estos últimos.
De
manera que este era el panorama general de la distribución y principales
características culturales de los más importantes grupos aborígenes guariqueños
al ser contactados por los primeros frailes colonizadores y fundadores de
misiones, pueblos y villas españolas en estas cálidas tierras.
Al
lado de todo esto, la selva de Tamanaco, nombre dado por el río que la
atraviesa, comenzó a ser conocida a partir de 1536 cuando el conquistador
Antonio Cedeño la cruza completamente, encontrándola habitada por palenques y
cumanagotos, tribus que huyen en la segunda mitad del siglo XVIII. Estos
indígenas aceptan el intento colonizador de los capuchinos de Tucupido, pues
estas etnias practicaban el incendio a la vegetación, la caza, la tala,
llevaban una vida rudimentaria que poco a poco fue cambiando por la acción evangelizadora
de los misioneros.
De
acuerdo con SIERRA SANTAMARÍA (1975, p.40) en su libro Sitios históricos del
Estado Guárico, el tranquilo y sereno pueblo guariqueño de Tucupido fue fundado
en 1760, ubicado en una planicie a 130 metros sobre el nivel del mar con
temperatura media de 27o C. La jurisdicción de Santo Tomás de Tucupido contaba
con una extensión de una legua por los cuatro vientos.
Más
adelante, la misma fuente SIERRA SANTAMARÍA (1975; p. 40/41) con el fin de dar
una mayor información sujeta a la rigurosidad histórica respecto a la fundación
de dicho pueblo nos trae a colación al autor guariqueño De ARMAS CHITTY (1961)
quien en su obra Tucupido, Formación de un pueblo del llano explica que.
Durante
el año de 1760, en una altiplanicie, a poca distancia de la última variante de
Quebrada Honda se detiene el misionero capuchino andaluz Anselmo Isidro
Ardales, clava una hermosa cruz en el sitio elegido para fundar el pueblo,
busca los indios incultos, se hace entender por medio de los intérpretes, les
habla con dulzura y con dominio, y les invita a construir ranchos. El mismo
capuchino ayuda a cortar los árboles y con los nativos riega la palma sobre las
varas torcidas que forman el techo de los ranchos, los cuales empiezan a
levantarse en línea recta para formar las calles. Un caney es destinado para la
capilla… (p. 40/41)
Así
pues, fray Anselmo Ardales funda el 5 de mayo del año 1760 de la Era del Señor
el Pueblo de Indios de Santo Thomás Apóstol de Tucupido con una población de
200 miembros de las etnias de los cumanagotos y los palenques, abre el Libro de
Bautismos y registra para la historia el primer nacimiento ese mismo día. La
primera defunción ocurre el 20 de mayo; es decir, 15 días después.
Con
todos estos hechos narrados, definitivamente Santo Thomás Apóstol de Tucupido
había entrado por el portal grande de la historia de los llanos de la Provincia
de Caracas, hoy, por la historia de los llanos guariqueños.
Transcurrido
el tiempo, el fraile Ardales fue sustituido por el franciscano Félix de
Granada, quien continuó la obra progresista de aquel, pues ambos enseñaron en
su debido momento a los indígenas a elaborar el pan, ladrillos, sembrar el maíz
y construyeron el convento, luego --cuando se creó el curato-- se encargó de
este el primer sacerdote venezolano Pedro José Ron y Tovar.
En
el citado libro Tucupido: formación de un pueblo del llano, escrito por DE
ARMAR CHITTY (1961) se presta mucha atención al atrayente y original tema de la
formación de los pueblos del llano. Dicha obra es el reconocimiento a la
nobleza del fraile Anselmo de Árdales, quien ---antes y después de fundar a
Tucupido--- defiende a cumanagotos y palenques de la geofagia de los
terratenientes españoles y criollos quienes en más de una oportunidad les
quemaron los ranchos. En este trabajo se describe --además-- la interesante
presencia de un Cabildo de Indios.
Explica
el notable historiador tachirense VELÁSQUEZ, R. J. (1979) en el Discurso de
Contestación a José Antonio De Armas Chitty en su incorporación como Individuo
de Números de la Academia Nacional de la Historia Venezolana, que Fray Anselmo
de Ardales enseñó a los indios muchas situaciones interesantes: a guardar agua
para el verano en cajas de madera, a hacer pan, a levantar paredes, como las
del convento, a preparar el piso de los zaguanes utilizando piedrecillas y
huesos de animales, a sembrar mejor sus conucos de maíz. Ardales y después el
fraile franciscano Félix de Granada trabajan por Tucupido casi cuarenta años de
la segunda parte del siglo XVIII.
Dentro
de este contexto, muchos historiadores como Lisandro Alvarado, Bartolomé Tavera
Acosta, Tulio Febres Cordero, Eduardo Picón Lares, Luis Eduardo Pacheco,
Vicente Dávila, Lucas Guillermo Castillo Lara, Guillermo Morón y el propio De
Armas Chitty, entre otros, consideran que el análisis del factor geográfico es
el primer colaborador de la historia, pues entre otras cosas aclara errores
sobre la fundación de los pueblos. El dato geográfico en los textos históricos
cobra excepcional importancia cuando se plantea el problema de la delimitación
entre estados o provincias.
Así
pues, estos investigadores y estudiosos de la historia venezolana dedicaron --y
han dedicado-- todo su empeño en descifrar claves fundamentales de nuestra
historia, en conocer el pasado de las provincias, recorriendo muchas veces sus
extensos territorios, revisando abandonados archivos parroquiales y revelando
facetas desconocidas u olvidadas para conocer y comprender la evolución misma
del proceso y del acontecer histórico colonial de las antiguas provincias de
Mérida (es decir, Mérida, Táchira y Maracaibo), Nueva Andalucía, Guayana y la
de Caracas, las cuales a partir de 1777 se unieron o integraron con el nombre
de Capitanía General de Venezuela.
LA
LLEGADA DEL OBISPO MARTÍ
Sigue
corriendo el tiempo inexorablemente y el 6 de marzo de 1783 el joven pueblo de
Tucupido fue visitado por el obispo Mariano Martí, quien encontró allí 483
indígenas, un matrimonio español, un fraile y 105 casas.
Años
después se convierte en un sitio de hatos de ganado. Además, siempre ha sido
centro económico de un territorio de hatos dispersos. Entre el 29 y el 31 de
octubre de 1791, los propietarios Cristóbal Salvatierra y Manuel López hicieron
donación de estas tierras a los indígenas del pueblo.
ÉPOCA
INDEPENDENTISTA Y ALGO MÁS:
Durante
la Guerra de Independencia, a partir de 1813, Tucupido fue escenario de
diversos encuentros entre las tropas republicanas y realistas. El 1 de febrero
1814 fue ocupado por los patriotas después de haber servido como escenario de
los movimientos del Ejército de Oriente en su marcha hacia el centro. El 4 de
mayo de ese mismo año Pedro Zaraza derrotó allí al realista N. Barrazola. En
este mismo pueblo fue fusilado cobardemente el prócer independentista general
José Félix Ribas el 31 de diciembre de 1815. En otro encuentro independentista,
el oficial patriota José Jesús Barreto venció a las tropas realistas al mando
de Gregorio Armas en mayo de 1819.
Entre
los años 1822 y 1828 Tucupido sufrió los azotes de bandoleros, quienes en
varias oportunidades saquearon e incendiaron al pueblo, lo cual hizo que sus
pobladores se retiraran a los campos y los frailes emigraran de la región. Para
colmo de males, muchos fustigaron la población en general. Para 1842 arribó al
poblado el presbítero Juan Santiago Guasco quien se ocupó de la salud corporal
de sus feligreses, debido a que un fuerte brote de Cólera azotó inclementemente
toda la población.
Así,
con la vista en alto, Tucupido marchó dispuesto y hacendoso por los siglos XIX
y XX.
Ahora
--en el siglo XXI-- el municipio José Félix Ribas, su capital Tucupido y su
gente cordial, maravillosa y emprendedora, avanzan decididamente con pasos
agigantados hacia su propio destino.
Muy
buenas tardes para todos y, gracias por haberme oído.
FUENTES
CONSULTADAS
ARMAS
CHITTY, José Antonio de (1979) Historia del Guárico. San Juan de Los Morros.
Ediciones de la UNERG.
ARMAS
CHITTY, José Antonio de (1961) Tucupido: formación de un pueblo del llano.
Caracas. Ediciones del Instituto de Antropología e Historia. Facultad de
Humanidades y Educación. Universidad Central de Venezuela (UCV).
LORETO
LORETO, Blas (1964) Por el Guárico. Escritos y Compilaciones. Caracas.
Editorial Villegas Venezolana. Volumen I.
MALASPINA, Edgardo (2004) Historia de la Medicina en el Estado Guárico. San Juan de los Morros. Editorial Guárico. Gráficas "Los Morros". 105 p.
ROMERO,
Degnis (2009) Oxigenando neuronas: Tucupido cincuentero. [Documento en línea].
Disponible En:
http://sanjuandelosmorros.blogspot.com/2009/04/oxigenando-neuronas-tucupido.html.
Administrado y publicado por Jeroh Montilla. Tomado del Blog: Degnis ft.
Victoria Secret (http://degnis.blogspot.com/). 02 de Abril del 2009. [Consulta:
viernes 16 abril, 2010].
ROMERO,
Degnis (2010) 250 Años de Tucupido. [Documento en línea]. Disponible En:
http://sanjuandelosmorros.blogspot.com/250-años-de-tucupido.html. Administrado
y publicado por Jeroh Montilla. Tomado del Blog: Degnis ft. Victoria Secret
(http://degnis.blogspot.com/). Miércoles 10 de febrero del 2010. [Consulta:
sábado 17 abril, 2010].
SIERRA
SANTAMARÍA, Tito (1975) Sitios históricos del Estado Guárico. San Juan de Los
Morros. Talleres de la C.T.P. 472 p.
VARGAS
ARENAS, Iraida (1981) Investigaciones Arqueológicas en Parmana: Los sitios de
La Gruta y Ronquín Estado Guárico. Caracas. Ediciones de la Biblioteca de la
Academia Nacional de la Historia. 574 p.
VELÁSQUEZ, Ramón José (1979) Discurso de Contestación a José Antonio De Armas Chitty en su incorporación como Individuo de Números de la Academia Nacional de la Historia Venezolana, Caracas, 02/08/1979. Material mimeografiado.
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