Páginas

LA LUCHA DE LOS INDIOS DE TUCUPIDO POR LA DEFENSA DE SUS TIERRAS

II ENCUENTRO DE CRONISTAS, HISTORIADORES  E INVESTIGADORES

Prof. Oldman Botello. Cronista de Maracay.

Introducción

  En el presente trabajo, sobre la base de un documento encontrado en el Archivo General de la Nación, esbozamos la lucha que sostuvieron los indígenas de la antigua misión de Santo Tomás por la defensa de sus tierras y que a lo largo de 250 años no ha cesado, para impedir que los latifundistas ocupen las cuatro leguas en cuadro que la legislación indiana otorgaba a cada misión o pueblo fundado en sus territorios ultramarinos. En este caso, en el documento que estudiamos, los indígenas de Tucupido buscaban afanosamente en 1840, copia de los títulos de sus tierras, misteriosamente quemados y que en los Archivos y Registros Caracas tampoco aparecían.                          

Las Misión de Santo Tomás de Tucupido

  Como es sabido, fray Anselmo de Ardales, capuchino malagueño nacido en la ciudad mínima y entre valles de Ardales en 1730, llegó muy joven al país en el cumplimiento de la misión apostólica que le encomendaron sus superiores. Contaba 30 años cuando fundó a Tucupido en 1760, en la flor de la vida y no escatimó esfuerzos para que arraigara su pueblo que ya va por los 250 años. Costó mucho para que los Palenques y los Cumanagotos con los cuales estableció la misión en las selvas de Tamanaco, a la vera del camino de la Nueva Andalucía, permanecieran en el sitio, aun a costa de su vida. Un día los indígenas, en la propia iglesia o capilla se le vinieron encima con funestas intenciones, pero no pasaron de allí. Estuvo dispuesto a perecer, pero a poco entraron en razón y se consolidó el pueblo. Comenzó con 20 indígenas aunque dos años después se habían reducido a poco más de 170, pero aumentó vertiginosamente y ya en 1788 había en la comunidad más de ochocientos. (Carrocera, 1972 (III) Sus cuatro leguas en cuadro estaban fijadas en el ordenamiento jurídico, Ley XV, Título III que se refiere a las Reducciones y pueblos de indios.

Situación previa

   En su hermoso libro de historia local Tucupido, Formación de un pueblo del Llano, el historiador, académico y poeta José Antonio De Armas Chitty trae la información de la mensura de las tierras de los indígenas tucupidenses elaborada en 1791 por el agrimensor y exteniente justicia mayor de Chaguaramas, don Pedro Víctores de la Cueva, el gran dibujante de las tierras del Oriente guariqueño. De acuerdo con dicha mensura, los linderos de las tierras de los indígenas o también, los ejidos de Tucupido en 1791, los consignamos a continuación, haciendo el traslado al castellano actual:

  “Línea recta siguiendo el costo de las tierras de don George Guzmán hasta encontrar con la Cruz que por lindero de los naturales está puesta en el alto de Buena Vista; y desde esta Cruz, línea recta costeando las mismas tierras hasta encontrar con otra Cruz que está en el camino real que viene de Valle de la Pascua, sirviendo por linderos a los mismos indios y por división de estas tierras del dicho Guzmán; y de las que hoy pertenecen a don José Machado; y desde esta Cruz sigue el deslinde costeando en línea recta las tierras del referido Machado hasta encontrar con un botalón  que está fijado   en el Alto de Las Camazas por lindero dividente de las tierras de los Indios y del referido Machado; y desde este botalón sigue el deslinde costeando las mismas tierras hasta encontrar con otro que está puesto por la misma razón que los antecedentes en el Paso  que llaman de los Jagüeyes con la quebrada del Jabillal, desde donde sigue el deslinde por la mitad del cauce de dicha quebrada, aguas abajo hasta encontrar con un botalón que está fijado en la orilla de dicha quebrada, frontera a la quebrada de Guasgualito, lindero de las tierras de don Carlos Machado y las de Ramón Pérez; y del botalón frontero a la Boca de Guasgualito corre el deslinde en línea recta buscando el Norte, costeando la tierra de montaña que tiene Ramón Pérez hasta encontrar con Tamanaco en cuya barranca, el día de la entrega se fijará un botalón en señal de lindero; y desde este sigue el deslinde por la mitad del cauce de dicho Tamanaco aguas arriba hasta encontrar con la punta de un cerro alto que arrima dicho Tamanaco y que de norte a sur con el botalón fijado en el Alto de Los Mamones, donde principió el deslinde”. (De Armas Chitty, 1961: 120-121)

   Fray Anselmo, cuando fundaba a Santo Tomás debió recordar a su pequeño pueblo montañés o valluno de Ardales, enclavado entre cerros, como Tucupido en la montaña de Tamanaco que desbrozaron y talaron para asentarse los indígenas. Al suroeste se ubicaban Los Jagüeyes que menciona Víctores de la Cueva en su mensura; al este Guasgualito; al oeste las dos cruces que nombra, en los límites con la feligresía de Valle de la Pascua.  Al norte la seca montaña de Tamanaco con su ríos y quebradas. Ya habría tiempo de seguir abriendo picas para seguir más allá.

Búsqueda azarosa de los documentos de propiedad en 1840

   El 29 de enero de 1840, los indígenas de Tucupido se dirigen al secretario del Interior y Justicia para solicitar del despacho gubernamental una copia del título de sus tierras otorgadas al momento de su fundación y que suponían podía reposar en ese nivel gubernamental. Explicaban que dicho título en poder las autoridades locales se había quemado. 

    Al día siguiente, 30 de enero, actuando con inusitada celeridad, se presentó un informe al alto funcionario donde se le manifestaba que los títulos no aparecían en el archivo de ese despacho y que los indígenas podrían solicitarlo ante el oficial Archivero, donde se hallaría el índice de los documentos relacionados con tierras, depositados en el antiguo archivo de la Capitanía General de Venezuela, pero allí tampoco figuraba cuando fue diligenciado por los interesados.

  En la secretaría del Interior y Justicia se resolvió entonces que no encontrándose en  los archivos el título “[...] el Gobierno no puede expedir el tanto que se solicita. Los interesados pueden acudir a la oficina principal de Registro de esta Capital [Caracas] o a otra en que considere que se encontraría”. (AGN. Int. y Justicia (CXCVIII): 351)

   Así se le dio largas al asunto. Había muchos intereses por medio. Los indígenas seguirían luchando por lo que les pertenecía; o le pertenecía como ejidos al pueblo. Lucharían contra la corriente. Pero siempre se perdería el esfuerzo. ¿Conserva acaso Tucupido las tierras que les donaron sus fundadores? La respuesta está aquí mismo, en sus pobladores y autoridades.

_____________________   

FUENTES

Archivo General de la Nación. Sección: Interior y Justicia

BOTELLO, Oldman. Chaguaramas. La Villa Invicta. Apuntes para su historia.

(Inédito)

CARROCERA, Fray Buenaventura. 1972. Misión de los capuchinos en los

Llanos de Caracas. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Vol.

DE ARMAS CHITTY, José Antonio. 1961. Tucupido. Formación de un pueblo del Llano. Caracas: UCV, Instituto de Antropología e Historia

Recopilación de Leyes de los Reinos de Indias. 1972. Madrid: Ediciones de Cultura Hispánica. Vol. 

No hay comentarios: