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TUCUPIDO Y SUS PERSONAJES - ALEJANDRO BERROETA

 

Don Manuel Tomás Aquino G.

 

Lo conocí personalmente y muchas veces Guillermo Bermúdez y yo le pedimos permiso para visitar allá, en su casa diagonal con Carlos Casado, ver su imponente biblioteca para nosotros algo inusitado y sorprendente ver tantos libros y  revistas que nuestras almas juveniles no alcanzaban comprender. Don Manuel Tomás era como un mecenas intelectual para el pueblo; a él le llegaban  todas las consultas sobre escritos, documentos y sabios consejos orales de los vecinos, y a nosotros nos unía con él mas que su fulgurante figura, la amistad que existía entre, Rigoberto, Hugo y Santiago, nietos los primeros e hijo este último con quienes compartíamos y compartimos una excelente y cotidiana amistad. Hoy Santiago vive en Bejuma y gracias a sus documentos y escritos guardados sobre su padre puedo presentar este trabajo al magnífico Congreso de Cronistas e Historiadores que se celebra aquí en Tucupido.

 

Semblanza biográfica sobre el poeta “Don Manuel Tomás Aquino González”

Nace en Tucupido en un diciembre de 1873. Hijo de Manuel María Aquino, del Sombrero y de Elena González del Guasdual, caserío cercano a Tucupido. Socialmente hablando, don Manuel Tomás Aquino fue persona de clase media para su época. Su padre fue comerciante y criador dueño de hato de ganado en jurisdicción del Socorro y Tucupido. Desde joven, Manuel Tomás Aquino mostro vocación por la lectura y superación personal de su persona. En su casa paterna creó y formó una excelente biblioteca que visitaron ilustres viajeros e investigadores, periodistas y mas atrás, generales de la Libertadora, en 1892, Ramón Ayala, Arístides Tellería, Jesús María Hernández, Pedro José Peña, etc., fueron alguna vez hospedados en su casa. Participó como auditor de guerra en la Batalla de la Victoria en 1902 incorporado al ejército que venía de oriente dirigido por el general Domingo Monagas, Manuel Antonio Matos, Nicolás Rolando, etc.

En sus años mozos fue periodista en el Guárico. En Tucupido fundó y dirigió dos periódicos de circulación regional que circulaba en La Pascua, El Socorro, Chaguaramas, Zaraza, etc. Fue colaborador del periódico “El Unare”, dirigido y fundado por la familia Aguirre Graterol en 1881. Este periódico adquirió tradición y celeridad en el oriente del Guárico. En los años 42 al 46 fue corresponsal de la Agencia Nacional de Noticias “NOTINAC”.

En el campo literario, Manuel Tomás Aquino, fue poeta, su producción literaria quedó dispersa en periódicos de circulación regional. Laboralmente hablando, Manuel Tomás Aquino fue Procurador Judicial; se ocupaba de atender preferentemente a la gente humilde. Su casa vivía diariamente  con gente que venía a solicitarle redacción de documentos, ventas y asuntos varios. Tenía relaciones con escritorios jurídicos de la capital del país, San Juan de los Morros, Calabozo, etc. También con altos funcionarios públicos de la administración de la época. Laboralmente fue un criador de ganado de la sabana guariqueña.

Don Manuel Tomás Aquino fue un fino cultivador de la prosa y la poesía y muchas veces deleitó a grandes y pequeños, a políticos y hombres de gobierno, a hombres y mujeres simples del pueblo con sus bellos escritos y poemas. He aquí algunos de sus poemas.

                                                POSTUMA

                          Mañana cuando veas erguirse solitaria

                          Envueltos por las yedras mi túmulo y mi cruz,

                          Alzad arrodillada solicita plegaria

                          Que lleve hasta mi cripta suavísima su luz.

 

                          Con lágrimas no riegues la soporente loza,

                          Que encierra el polvo inerte sin vida y sin calor,

                          Poned tan solo en ella la nívea casta rosa

                          Que guarda la promesa más pura de mi amor.

 

                          Si lágrimas al fin de arranca mi memoria,

                          Que sean de tu ternura ferviente la oblación,

                          Incienso que perfume el sueño con la gloria

                          Que siempre vi a tu lado cual mística visión.

 

                          Y cuando el sauce gima doliente y amoroso

                          De la tarde cuando el viento colúmpielo al pasar,

                          Recoge en esas voces de ritmo quejumbroso

                          Del bardo en ultratumba su póstumo cantar.

 

                                                                           Manuel Tomás Aquino G.

                                                                                     Tucupido, 1928

 

O este Canto de Ayer:

 

                                      CANTO DE AYER

                                                 I

                          Tu fuiste, Delia, la canción primera

                          Que regaló mi enamorado oído;

                          La purpurina rosa que postrera

                          Deshojara el deseo enardecido……

                ………………………………………………

                          Después, oh Dios! La meretriz ramera,

                          Que sobre lodo y fango se ha dormido:

                          Iris desvanecido una mañana

                          Sobre la charca de la vida insana.

 

                                                 II

                          Fugaz exhalación……mentida estrella,

                          Que iluminó mi alma en noche oscura;

                          Desgarrada paloma que murmura

                          El dolor de la culpa en su querella.

                          Ah!......mísera infeliz: alma perjura…

                          Triste fulgor tu corazón destella,

                          Del arroyo en el álveo del olvido,

                          Dando fin a tu mal, ángel caído.

 

                                                 III

                          Ay! las de ayer, reminiscentes horas

                          Que con Delia pasara enamorado:

                          ¿Por qué mi corazón cruento devoras

                          Con el acibar triste del pasado?

                          Huid de mi lado imágenes traidoras

                          De amores y delicias que han finado.

                          Musa, dadme el laud: otras mujeres,

                          Ahoguen mi corazón en sus placeres.

 

                                                 M.T.A.G.

                                      Inédita

 

 O esta fina prosa:

 

UN COTOPERIZ HISTORICO

 

A cuadra y media de la plaza principal de éste, al poniente, a corta distancia del Mercado se alzaba ayer nomás, un frondoso cotoperiz, en la cabecera del “Zanjón de Sifuente”; que fue venerado y respetado como reliquia histórica, por señalar a la posteridad, el sitio auténtico, a que fuera arrojado el tronco mútilo e insepulto de Ribas, descuartizado por el famoso Barrajola.

Ese árbol secular, fue visitado por muchos viajeros connotados e ilustres, que han pasado por este pueblo, curiosos de conocer aquel sitio célebre, que la tradición vernácula, guarda en ánfora sagrada.

Varias generaciones han pasado a la sombra de ese ilustre centinela de los tiempos, perdurable cabe al borde del zanjón, que lo viera nacer y crecer, hasta qué,…..

Suspendo la pluma, y, quisiera callar, ante las horruras perpetradas en éste árbol procero.

Mano aleve, armada de hacha sacrílega y bárbara, se dio a la tarea, de destoconarlo y mutilarlo, convirtiendo su fronda, en tronco esquelético, escueto y triste, pronto a desaparecer, marchito y seco.

Profanación, dijera; pero no: la mano aleve, que se atrevió a tanto es de las que todo lo pueden hacer, en un pueblo en cuclillas, sumiso y vejado por todos los desatinos habidos y por haber.

Ribas, fue mutilado y el cotoperiz histórico, que lo vio pasar bajo su ramaje, en aquel jalón sangriento de nuestra Gesta; también lo ha sido ahora, quedando en pie su tronco mútilo, como un símbolo de la ancestral barbarie, que aún pervive en esta tierra.

Sirvan  estas líneas, de protesta y oración fúnebre a la vez, por el triste fin de ese árbol peregrino, tantos años respetado.

 

Manuel Tomás Aquino G.

  

O esta carta en prosa de arrepentimiento:

 

A LA SAGRADA MEMORIA DE MIS PADRES, Y A MIS HIJOS

 

(Consérvese)

 

Santo nombre de Dios, a quien invoco, a sistema:

Hasta hoy (4 de la m) en que escribo, nunca tuve un arrepentimiento del juego como el que ahora experimento. No estoy arruinado; pero de continuar jugando, me arruinaría, moral y materialmente. Son tantas las humillaciones venganzosas, por que atraviesa el que juega, por lo que pido a Dios, y a el ánima de mis padres, me aparten para siempre, de todo lo que sea juego y de la senda del deshonor, prometiéndoles en expiación, dedicarme al trabajo que dignifica, por todas las vías del arrepentimiento. A vos Señor y Dios mío, invoco, me asistas y fortalezcas en mis debilidades, y me arranques del corazón, todas las malas pasiones, que en este día, más que en otros, me has hecho ver claro, el abismo vergonzoso del juego………………

 

Arrepentido, pido perdón a ti, Dios y Señor de todas las cosas, invocando la mejoría sagrada de mis padres, a quienes pido, interpongan sus oraciones y ruegos, por mi y por mis hijos, y por sobre todas las cosas, por mi enmienda.

 

Fortaléceme, Dios mío, y mantenme en el propósito del bien, apartándome por su divina voluntad, de todo lo malo. A ti prometo mi enmienda, y que este acto sea sincero y meritorio, para el bien y felicidad de mi familia.

 

Dios mío, dame tu Santa bendición, y desde el invisible seno, en que mantiene ab eterno, las almas de mis padres, permite que me la impartan, y oye sus oraciones, por mi y por mis hijos, a quienes estoy consagrado………………………

 

Asísteme, Señor, tú, que todo lo puedes, e inipmame la firmeza de voluntad para todos mis actos, y no me abandones, ni a mis hijos, amparándonos con tu Santa misericordia.

 

Manuel Tomás Aquino G.

Tucupido, marzo de 1928

 

Nota.

Este acto de carácter íntimo y secreto, que he hecho conocer de mi hijo Porfirio, únicamente, leyéndoselo sobre la tumba de mis padres, quiero sea conservado, para que antes, o después de mi muerte, pueda ser útil a alguno de mis hijos, que quiera oir la vos de su padre.

                M.T.A.G.

 

O esta magnífica pieza:

 

EN EL CAMPOSANTO

 

Marzo finaliza.

La primavera entreabre a la luz su primera sonrisa.

Alintos, efluvios aromados, bate la brisa matinal en mi redor, entre los robledales florecientes de la campiña.

Las amapolas blancas, nievan el suelo como lluvia inmaculada, que cae lenta de sus macetas.

Mi espíritu está triste, y mi corazón abatido, ante el panorama interno, que mis pensamientos retrospectivos evoca.

Estoy en el camposanto de mi pueblo, en visita matinal, después de larga ausencia.

Allá,…detrás: el poblado, de donde me traen las ondas agitadas, el rumor vivo y confuso de la vida que palpita.

Aquí, dentro, el silencio imponente de los muertos que callan, bajo sus blancos cipos y alzadas cruces, en espera de aquella voz terrífica, que los hará levantar e incorporar.

Camino en busca de los míos, agrupados ha tiempo por la muerte, en ésta ciudad doliente, sobre sus cabezales de piedra.

Voy vacilando por entre tumbas de gentes, que muchos, me fueron amigos y conocidos, y a quienes de nuevo encuentro a mi paso, ¿de qué distinta manera?

Tengo para todos un pensamiento íntimo, piadoso; algo involuntario, que brota inconsciente de mi alma…..

¡Dios mío!

Heme aquí por fin, ante el grupo sagrado de mis amados muertos.

Padres, tíos, parientes,……que ya me han precedido.

Veo hacia atrás inmentis, la ruta desierta que cruzaron, en la que solo quedan las huellas indelebles del afecto que dejaron en mi alma.

Otra generación nueva veo adelante, también apresurada, en pos de los mismos términos de existencia.

¡Muertos míos, amados difuntos! Que hicieron mi existencia feliz, en vuestro regazo, no me abandoneis ahora en mi ruta de miserias humanas, velando por mí, desde la inmortalidad del santo seno del Eterno.

Tierra, que guardas estos despojos mortales, yo vengo en romería doliente, en busca de un momento de reposo piadoso, sobre tu polvo sagrado, en oblación ofertoria, por ésos que me dieron el ser, y me ocultaste un día ante mis ojos angustiosos anegados en llanto.

Vengo a pedirte tregua para mis quebrantos espirituales, como un lenitivo a las congojas íntimas que me atormentan en el torbellino afanoso de ésta miserable existencia.

Mi oración in mentis, vive y palpita en mis silentes labios, alimentada como lámpara votiva, por el sentimiento de esa ausencia eterna, que con raya sombría, me separa de  los míos en este mundo.

Rogad también por mí, muertos amados, que vuestras sagradas preces, más cercanas al Creador, acaso les serán más gratas, por estar exentas de pasiones.

¡Padres amados: muertos míos!

Continuad escudándome con la santidad de vuestra protección invisible; que la fe palpa y siente bajo su benéfico influjo.

¡Sed mis guardianes Ángeles, padres míos!

Y tu, tierra santificada, que guardas estas reliquias mías, admite el puñado de fragantes amapolas, humedecidas con mis íntimas lágrimas, que dejo esparcidas, sobre esos sepulcros, cuyo polvo he tocado con mis labios y mi frente, arrodillado.

Son ellas, el incienso de mi amor filial, inextinguible para los que me aguardan en este mismo umbral, y más allá, al alejarme de este augusto recinto, quizás para tornar mañana.

Tras de mí, a mi salida ha rechinado lúgubre la férrea verja al cerrarse, recrujiendo tristemente, como si los de adentro, respondieran desde sus tumbas, al eco de mi corazón, que los escucha despedirme.

  

Que mas podemos decir de este viejo roble, su muerte ocurrió plácidamente allá en su pueblo donde nació y bajo la sombre de su tamarindo, en el año de 1951 a la edad de 78 años. Se apagaba así la luz de este ilustre tucupidense, quien tuvo la suerte de recopilar libros mientras otros paisanos recopilaban en sus trojas cargas de papelón, queso y casabe.

Castro lo conoció y cuando siendo Presidente de la República vino en su visita al Guárico (Tucupido) Manuel Tomás hizo el discurso de bienvenida con la claridad y sapiencia que lo caracterizaba.


Rubén Carpio Castillo

 

Fue mi profesor en el Instituto Pedagógico Nacional, y al igual que él seguí la especialidad de Geografía e Historia donde me gradué en el año de 1964.

Oí siempre sus sabios y equilibrados consejos, su sapiencia era infinita sobre todo en la especialidad que había escogido, sus conceptos precisos sobre la realidad geográfica y política del país, calaron profundamente en mi alma inquieta de estudiante, a él y a su esposa Duila también mi profesora, les debo gran parte de mi formación intelectual, es por eso que no me queda hacia ellos sino eterna gratitud, por lo que deseo para mi profesor Rubén Carpio paz y gloria a su memoria y a su distinguida esposa Duilia, también mi conductora en el Instituto Pedagógico, larga y venturosa vida para ella y sus familiares.

 

Semblanza de una vida

 Rubén Carpio Castillo nació en Tucupido, estado Guárico, el 5 de agosto de 1925, en el seno de una familia de ganaderos. Era hijo de José Anacleto Carpio y Doña María Castillo de Carpio, quienes compartían su vida entre los quehaceres de dos haciendas o hatos como se les llamaba comúnmente, Los Dos Caminos y El Toquito, y un pequeño negocio de ventas diversas que funcionaron, primero en una de las haciendas situada en un cruce de caminos y, posteriormente, en el pueblo. Era el cuarto de una familia de once hermanos. Realizó estudios de educación primaria en esa misma localidad del llano e inició la educación secundaria en Zaraza, ciudad también llanera que era conocida como la Atenas de Guárico, porque siempre ha tenido un movimiento cultural importante. En esa ciudad funcionaba el liceo más próximo a Tucupido. Se vino finalmente a Caracas donde terminó sus estudios de educación secundaria en el Liceo Aplicación, muy unido entonces al Instituto Pedagógico Nacional. De allí le vino seguramente la inspiración de hacerse profesor.

Demostró siempre un gran interés por la política, lo cual lo llevó desde muy joven, a inscribirse en el partido político en el cual militó toda su vida y contribuyó a fundarlo en su pueblo natal, cuando todavía era un adolescente.

El joven bachiller ingresó en el Instituto Pedagógico Nacional en la primera mitad de la década de los cuarenta. Estudiaba su segundo año de docencia en el Departamento de Ciencias Sociales, cuando se produjo el derrocamiento de Isaías Medina Angarita como Presidente de Venezuela, lo que llevó a la Junta Cívico Militar y a su partido al gobierno. Decide entonces interrumpir su carrera de profesor, acepta una beca del Ministerio de Agricultura y cría y viaja a los Estados Unidos de América, específicamente a la Universidad de Wisconsin, donde inicia estudios de Economía Agrícola, que no concluye porque en su primer año en el extranjero fue derrocado el presidente Rómulo Gallegos, perdiendo así la beca y por lo que se ve en la obligación de regresar al país. Reinicia entonces los estudios en el Pedagógico y se incorpora al movimiento clandestino de la resistencia a la cruenta dictadura que se había instaurado en el país. En cuanto a su orientación científica, como todos los que recibimos la influencia predominante de don Pablo Vila, se hizo sentir por la Geografía.

Graduado en 1950, el Ministro de Educación del régimen, Simón Becerra, quien había sido su profesor en el Pedagógico y conocía su pensamiento y su fuerte sentimiento antigubernamental, le hizo saber que no se presentara en su Despacho en solicitud de cargo porque para él no había oportunidad. Por consiguiente, hace gestiones ante el gobierno de Francia, que don Pablo Vila respalda, y consigue una beca que le permite, con la ayuda de su familia, cursar estudios de postgrado en ese país. Allí obtiene un Diploma en Geografía Humana de la Universidad de La Soborna. En esa Institución se desarrollaba un movimiento muy avanzado en esa ciencia y ello le permite entrar en contacto con geógrafos de mucho prestigio, entre ellos el eminente geógrafo Pierre George, quien fue su tutor.

De regreso a Venezuela, en 1960, contrae matrimonio con Duilia Govea Huerta. De esta unión nacen tres hijos: Luís José, Carlos Miguel y María Carolina, 1963, 1965 y 1969, respectivamente.

Durante el lapso 1960-1964 se desempeña como profesor en la Universidad Central de Venezuela y en el Instituto Pedagógico de Caracas. En éste último ejerce la jefatura del Departamento de Ciencias Sociales después de que don Pablo Vila se acogió a la jubilación y viajó a España en donde se residenció. El año 1964 representa el inicio de su carrera como parlamentario cuando es electo Diputado al Congreso Nacional en representación del estado Portuguesa. No obstante, mantiene una cátedra en el Pedagógico y otra en la Universidad Central de Venezuela.

En 1974, se inicia una nueva fase de su multifacética vida. En ese año es nombrado Embajador de Venezuela en Canadá, país en el cual ejerce esa representación  a finales de ese mismo año sustituye al doctor Simón Alberto Consalvi como jefe de la misión diplomática de Venezuela ante las Naciones Unidas. El doctor Consalvi había pasado a ocupar la cartera del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Esta experiencia en el campo de la diplomacia multilateral fue igualmente breve, pero muy rica por cuanto, además de la importancia del cargo, ejerció como Presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esta presidencia se ejerce rotativamente y en 1978 le correspondió a Venezuela.

Las elecciones de 1983 lo trajeron al Congreso de la República, esta vez como Senador por el Estado Apure (1984-1988). La experiencia que había acumulado entre 1974 y 1978, como diplomático, lo acreditan para seguir actuado en ese mundo desde el parlamento donde ocupa el cargo de Presidente de la Comisión de Política Exterior del Senado. Es la época en que se desempeña activamente en la vida parlamentaria internacional.

Como puede inferirse de esta breve cronología de la vida de Rubén Carpio Castillo, mantuvo durante toda su existencia dos grandes pasiones: la científico-académica y la política. Muchas veces coexistieron; otras veces, una de ellas predominó sobre la otra. El resultado de estas vivencias fue el de una vida plena de realizaciones y éxitos pero también de momentos difíciles y de retos que enfrentó con coraje. Fue también un esposo amoroso y un padre ejemplar. Recibió muchas condecoraciones, tanto en el extranjero como en su propio país y escribió varias obras, entre las cuales mencionaremos las siguientes: México, Cuba y Venezuela: El Triángulo Geopolítico del Caribe, Caracas 1961, El Golfo de Venezuela, Caracas 1971, Acción Democrática, Bosquejo de un Partido, Caracas 1971, Fronteras Marítimas de Venezuela, Caracas 1964, Humboldt, Caldas, Codazzi, Caracas 1964, Geografía de Venezuela, volumen II, Caracas 1960, Geografía de América Latina, Caracas 1975, El Golfo de Venezuela y el Tratado de Herrera Campins-Turbay Ayala, Caracas 1980, Geopolítica de Venezuela, Caracas, 1981, Geografía de Venezuela (con Antonio Luís Cárdenas y Francisco Escamilla), Caracas 2002.

A partir de 1989 y hasta su muerte, ocurrida en octubre de 1997 se retiró a la vida privada, dedicándose a escribir y a asesorar. Fue miembro durante todo ese período de la Comisión Asesora del Ministerio de Relaciones Exteriores.

 

Alejandro Berroeta

                         

                          Oriundo de Tucupido, Estado Guárico. Maestro rural (1955). Profesor del Instituto Pedagógico Nacional (1964). Curso de Postgrado en la Universidad de Wissconsin, U.S.A. (1972). Articulista y corresponsal de diarios nacionales. Director y fundador del Semanario Periodístico “El Demócrata”, San Carlos, Edo. Cojedes.

                          Autor de las siguientes obras: Geografía Económica de Venezuela, Historia de Venezuela, Geografía de Venezuela, Historia Educación de Adultos y Parasistemas, Breve Ensayo sobre José Antonio Páez, Tucupido es el Nombre del Recuerdo.

                          Ponente en el X Encuentro de Historiadores y Cronistas del Estado Guárico, Valle de la Pascua (29, 30 y 31 de Marzo de 2006) y en el IV Encuentro  de Cronistas e Historiadores de Ortiz, Estado Guárico (23-08-2008).

                          Ponente en el 1er. Congreso de Cronistas e Historiadores de Tucupido.

                          Director  Nacional de Personal IPASME /1981-1982). Director de Deportes Nacional del M.O.P. (1965-1969).

                          Posee varias distinciones y condecoraciones docentes. 

 

BIBLIOGRAFIA:

1.        AQUINO, Santiago. Escritos y Exposiciones Orales.

2.        BERROETA, Alejandro.  “Tucupido es el Nombre del Recuerdo”.

3.        GOVEA de CARPIO, Duilia. Revista Instituto Pedagógico.

 


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