Don Manuel
Tomás Aquino G.
Lo conocí personalmente y muchas veces
Guillermo Bermúdez y yo le pedimos permiso para visitar allá, en su casa diagonal
con Carlos Casado, ver su imponente biblioteca para nosotros algo inusitado y
sorprendente ver tantos libros y
revistas que nuestras almas juveniles no alcanzaban comprender. Don
Manuel Tomás era como un mecenas intelectual para el pueblo; a él le
llegaban todas las consultas sobre
escritos, documentos y sabios consejos orales de los vecinos, y a nosotros nos
unía con él mas que su fulgurante figura, la amistad que existía entre,
Rigoberto, Hugo y Santiago, nietos los primeros e hijo este último con quienes
compartíamos y compartimos una excelente y cotidiana amistad. Hoy Santiago vive
en Bejuma y gracias a sus documentos y escritos guardados sobre su padre puedo
presentar este trabajo al magnífico Congreso
de Cronistas e Historiadores que se celebra aquí en Tucupido.
Semblanza biográfica sobre el poeta “Don Manuel Tomás Aquino González”
Nace en Tucupido en un diciembre de 1873. Hijo de Manuel María Aquino,
del Sombrero y de Elena González del Guasdual, caserío cercano a Tucupido.
Socialmente hablando, don Manuel Tomás Aquino fue persona de clase media para
su época. Su padre fue comerciante y criador dueño de hato de ganado en jurisdicción
del Socorro y Tucupido. Desde joven, Manuel Tomás Aquino mostro vocación por la
lectura y superación personal de su persona. En su casa paterna creó y formó
una excelente biblioteca que visitaron ilustres viajeros e investigadores,
periodistas y mas atrás, generales de
En sus años mozos fue periodista
en el Guárico. En Tucupido fundó y dirigió dos periódicos de circulación
regional que circulaba en
En el campo literario, Manuel Tomás
Aquino, fue poeta, su producción literaria quedó dispersa en periódicos de
circulación regional. Laboralmente hablando, Manuel Tomás Aquino fue Procurador
Judicial; se ocupaba de atender preferentemente a la gente humilde. Su casa
vivía diariamente con gente que venía a
solicitarle redacción de documentos, ventas y asuntos varios. Tenía relaciones
con escritorios jurídicos de la capital del país, San Juan de los Morros,
Calabozo, etc. También con altos funcionarios públicos de la administración de
la época. Laboralmente fue un criador de ganado de la sabana guariqueña.
Don Manuel Tomás Aquino fue un
fino cultivador de la prosa y la poesía y muchas veces deleitó a grandes y
pequeños, a políticos y hombres de gobierno, a hombres y mujeres simples del
pueblo con sus bellos escritos y poemas. He aquí algunos de sus poemas.
POSTUMA
Mañana
cuando veas erguirse solitaria
Envueltos
por las yedras mi túmulo y mi cruz,
Alzad
arrodillada solicita plegaria
Que
lleve hasta mi cripta suavísima su luz.
Con
lágrimas no riegues la soporente loza,
Que
encierra el polvo inerte sin vida y sin calor,
Poned
tan solo en ella la nívea casta rosa
Que
guarda la promesa más pura de mi amor.
Si
lágrimas al fin de arranca mi memoria,
Que
sean de tu ternura ferviente la oblación,
Incienso
que perfume el sueño con la gloria
Que
siempre vi a tu lado cual mística visión.
Y
cuando el sauce gima doliente y amoroso
De
la tarde cuando el viento colúmpielo al pasar,
Recoge
en esas voces de ritmo quejumbroso
Del
bardo en ultratumba su póstumo cantar.
Manuel Tomás Aquino G.
Tucupido,
1928
O este Canto de Ayer:
CANTO DE AYER
I
Tu
fuiste, Delia, la canción primera
Que
regaló mi enamorado oído;
La
purpurina rosa que postrera
Deshojara
el deseo enardecido……
………………………………………………
Después,
oh Dios! La meretriz ramera,
Que
sobre lodo y fango se ha dormido:
Iris
desvanecido una mañana
Sobre
la charca de la vida insana.
II
Fugaz
exhalación……mentida estrella,
Que
iluminó mi alma en noche oscura;
Desgarrada
paloma que murmura
El
dolor de la culpa en su querella.
Ah!......mísera
infeliz: alma perjura…
Triste
fulgor tu corazón destella,
Del
arroyo en el álveo del olvido,
Dando
fin a tu mal, ángel caído.
III
Ay!
las de ayer, reminiscentes horas
Que
con Delia pasara enamorado:
¿Por
qué mi corazón cruento devoras
Con
el acibar triste del pasado?
Huid
de mi lado imágenes traidoras
De
amores y delicias que han finado.
Musa,
dadme el laud: otras mujeres,
Ahoguen
mi corazón en sus placeres.
M.T.A.G.
Inédita
UN COTOPERIZ HISTORICO
A cuadra y media de la plaza principal de éste,
al poniente, a corta distancia del Mercado se alzaba ayer nomás, un frondoso
cotoperiz, en la cabecera del “Zanjón de Sifuente”; que fue venerado y
respetado como reliquia histórica, por señalar a la posteridad, el sitio auténtico,
a que fuera arrojado el tronco mútilo e insepulto de Ribas, descuartizado por
el famoso Barrajola.
Ese árbol secular, fue visitado por muchos
viajeros connotados e ilustres, que han pasado por este pueblo, curiosos de
conocer aquel sitio célebre, que la tradición vernácula, guarda en ánfora
sagrada.
Varias generaciones han pasado a la sombra
de ese ilustre centinela de los tiempos, perdurable cabe al borde del zanjón,
que lo viera nacer y crecer, hasta qué,…..
Suspendo la pluma, y, quisiera callar, ante
las horruras perpetradas en éste árbol procero.
Mano aleve, armada de hacha sacrílega y bárbara,
se dio a la tarea, de destoconarlo y mutilarlo, convirtiendo su fronda, en
tronco esquelético, escueto y triste, pronto a desaparecer, marchito y seco.
Profanación, dijera; pero no: la mano aleve,
que se atrevió a tanto es de las que todo lo pueden hacer, en un pueblo
en cuclillas, sumiso y vejado por todos los desatinos habidos y por haber.
Ribas, fue mutilado y el cotoperiz
histórico, que lo vio pasar bajo su ramaje, en aquel jalón sangriento de
nuestra Gesta; también lo ha sido ahora, quedando en pie su tronco mútilo, como
un símbolo de la ancestral barbarie, que aún pervive en esta tierra.
Sirvan
estas líneas, de protesta y oración fúnebre a la vez, por el triste fin
de ese árbol peregrino, tantos años respetado.
Manuel Tomás Aquino G.
O esta carta en prosa de
arrepentimiento:
A
(Consérvese)
Santo nombre de Dios, a quien invoco, a
sistema:
Hasta hoy (4 de la m) en que escribo, nunca
tuve un arrepentimiento del juego como el que ahora experimento. No estoy
arruinado; pero de continuar jugando, me arruinaría, moral y materialmente. Son
tantas las humillaciones venganzosas, por que atraviesa el que juega, por lo
que pido a Dios, y a el ánima de mis padres, me aparten para siempre, de todo
lo que sea juego y de la senda del deshonor, prometiéndoles en expiación,
dedicarme al trabajo que dignifica, por todas las vías del arrepentimiento. A
vos Señor y Dios mío, invoco, me asistas y fortalezcas en mis debilidades, y me
arranques del corazón, todas las malas pasiones, que en este día, más que en
otros, me has hecho ver claro, el abismo vergonzoso del juego………………
Arrepentido, pido perdón a ti, Dios y Señor
de todas las cosas, invocando la mejoría sagrada de mis padres, a quienes pido,
interpongan sus oraciones y ruegos, por mi y por mis hijos, y por sobre todas
las cosas, por mi enmienda.
Fortaléceme, Dios mío, y mantenme en el
propósito del bien, apartándome por su divina voluntad, de todo lo malo. A ti
prometo mi enmienda, y que este acto sea sincero y meritorio, para el bien y
felicidad de mi familia.
Dios mío, dame tu Santa bendición, y desde
el invisible seno, en que mantiene ab eterno, las almas de mis padres,
permite que me la impartan, y oye sus oraciones, por mi y por mis hijos, a quienes
estoy consagrado………………………
Asísteme, Señor, tú, que todo lo puedes, e
inipmame la firmeza de voluntad para todos mis actos, y no me abandones, ni a
mis hijos, amparándonos con tu Santa misericordia.
Manuel Tomás Aquino G.
Tucupido, marzo de
1928
Nota.
Este acto de carácter íntimo y secreto, que
he hecho conocer de mi hijo Porfirio, únicamente, leyéndoselo sobre la tumba de
mis padres, quiero sea conservado, para que antes, o después de mi muerte,
pueda ser útil a alguno de mis hijos, que quiera oir la vos de su padre.
M.T.A.G.
O esta
magnífica pieza:
EN EL CAMPOSANTO
Marzo finaliza.
La primavera entreabre a la luz su primera
sonrisa.
Alintos, efluvios aromados, bate la brisa
matinal en mi redor, entre los robledales florecientes de la campiña.
Las amapolas blancas, nievan el suelo como
lluvia inmaculada, que cae lenta de sus macetas.
Mi espíritu está triste, y mi corazón
abatido, ante el panorama interno, que mis pensamientos retrospectivos evoca.
Estoy en el camposanto de mi pueblo, en
visita matinal, después de larga ausencia.
Allá,…detrás: el poblado, de donde me traen
las ondas agitadas, el rumor vivo y confuso de la vida que palpita.
Aquí, dentro, el silencio imponente de los
muertos que callan, bajo sus blancos cipos y alzadas cruces, en espera de
aquella voz terrífica, que los hará levantar e incorporar.
Camino en busca de los míos, agrupados ha
tiempo por la muerte, en ésta ciudad doliente, sobre sus cabezales de piedra.
Voy vacilando por entre tumbas de gentes,
que muchos, me fueron amigos y conocidos, y a quienes de nuevo encuentro a mi
paso, ¿de qué distinta manera?
Tengo para todos un pensamiento íntimo,
piadoso; algo involuntario, que brota inconsciente de mi alma…..
¡Dios mío!
Heme aquí por fin, ante el grupo sagrado de
mis amados muertos.
Padres, tíos, parientes,……que ya me han
precedido.
Veo hacia atrás inmentis, la ruta
desierta que cruzaron, en la que solo quedan las huellas indelebles del afecto
que dejaron en mi alma.
Otra generación nueva veo adelante, también
apresurada, en pos de los mismos términos de existencia.
¡Muertos míos, amados difuntos! Que hicieron
mi existencia feliz, en vuestro regazo, no me abandoneis ahora en mi ruta de
miserias humanas, velando por mí, desde la inmortalidad del santo seno del
Eterno.
Tierra, que guardas estos despojos mortales,
yo vengo en romería doliente, en busca de un momento de reposo piadoso, sobre
tu polvo sagrado, en oblación ofertoria, por ésos que me dieron el ser, y me
ocultaste un día ante mis ojos angustiosos anegados en llanto.
Vengo a pedirte tregua para mis quebrantos
espirituales, como un lenitivo a las congojas íntimas que me atormentan en el
torbellino afanoso de ésta miserable existencia.
Mi oración in mentis, vive y palpita
en mis silentes labios, alimentada como lámpara votiva, por el sentimiento de
esa ausencia eterna, que con raya sombría, me separa de los míos en este mundo.
Rogad también por mí, muertos amados, que
vuestras sagradas preces, más cercanas al Creador, acaso les serán más gratas,
por estar exentas de pasiones.
¡Padres amados: muertos míos!
Continuad escudándome con la santidad de
vuestra protección invisible; que la fe palpa y siente bajo su benéfico
influjo.
¡Sed mis guardianes Ángeles, padres míos!
Y tu, tierra santificada, que guardas estas
reliquias mías, admite el puñado de fragantes amapolas, humedecidas con mis
íntimas lágrimas, que dejo esparcidas, sobre esos sepulcros, cuyo polvo he
tocado con mis labios y mi frente, arrodillado.
Son ellas, el incienso de mi amor filial,
inextinguible para los que me aguardan en este mismo umbral, y más allá, al
alejarme de este augusto recinto, quizás para tornar mañana.
Tras de mí, a mi salida ha rechinado lúgubre
la férrea verja al cerrarse, recrujiendo tristemente, como si los de adentro,
respondieran desde sus tumbas, al eco de mi corazón, que los escucha
despedirme.
Que mas podemos decir de este
viejo roble, su muerte ocurrió plácidamente allá en su pueblo donde nació y
bajo la sombre de su tamarindo, en el año de
Castro lo conoció y cuando siendo
Presidente de
Rubén Carpio
Castillo
Fue mi profesor en el Instituto
Pedagógico Nacional, y al igual que él seguí la especialidad de Geografía e
Historia donde me gradué en el año de 1964.
Oí siempre sus sabios y
equilibrados consejos, su sapiencia era infinita sobre todo en la especialidad
que había escogido, sus conceptos precisos sobre la realidad geográfica y
política del país, calaron profundamente en mi alma inquieta de estudiante, a
él y a su esposa Duila también mi profesora, les debo gran parte de mi
formación intelectual, es por eso que no me queda hacia ellos sino eterna
gratitud, por lo que deseo para mi profesor Rubén Carpio paz y gloria a su
memoria y a su distinguida esposa Duilia, también mi conductora en el Instituto
Pedagógico, larga y venturosa vida para ella y sus familiares.
Semblanza de una vida
Rubén Carpio Castillo nació en Tucupido,
estado Guárico, el 5 de agosto de 1925, en el seno de una familia de ganaderos.
Era hijo de José Anacleto Carpio y Doña María Castillo de Carpio, quienes
compartían su vida entre los quehaceres de dos haciendas o hatos como se les
llamaba comúnmente, Los Dos Caminos y El Toquito, y un pequeño negocio de
ventas diversas que funcionaron, primero en una de las haciendas situada en un
cruce de caminos y, posteriormente, en el pueblo. Era el cuarto de una familia
de once hermanos. Realizó estudios de educación primaria en esa misma localidad
del llano e inició la educación secundaria en Zaraza, ciudad también llanera
que era conocida como
Demostró siempre un gran interés
por la política, lo cual lo llevó desde muy joven, a inscribirse en el partido
político en el cual militó toda su vida y contribuyó a fundarlo en su pueblo
natal, cuando todavía era un adolescente.
El joven bachiller ingresó en el
Instituto Pedagógico Nacional en la primera mitad de la década de los cuarenta.
Estudiaba su segundo año de docencia en el Departamento de Ciencias Sociales,
cuando se produjo el derrocamiento de Isaías Medina Angarita como Presidente de
Venezuela, lo que llevó a
Graduado en 1950, el Ministro de
Educación del régimen, Simón Becerra, quien había sido su profesor en el
Pedagógico y conocía su pensamiento y su fuerte sentimiento antigubernamental,
le hizo saber que no se presentara en su Despacho en solicitud de cargo porque
para él no había oportunidad. Por consiguiente, hace gestiones ante el gobierno
de Francia, que don Pablo Vila respalda, y consigue una beca que le permite,
con la ayuda de su familia, cursar estudios de postgrado en ese país. Allí
obtiene un Diploma en Geografía Humana de
De regreso a Venezuela, en 1960,
contrae matrimonio con Duilia Govea Huerta. De esta unión nacen tres hijos:
Luís José, Carlos Miguel y María Carolina, 1963, 1965 y 1969, respectivamente.
Durante el lapso 1960-1964 se
desempeña como profesor en
En 1974, se inicia una nueva fase
de su multifacética vida. En ese año es nombrado Embajador de Venezuela en
Canadá, país en el cual ejerce esa representación a finales de ese mismo año sustituye al doctor
Simón Alberto Consalvi como jefe de la misión diplomática de Venezuela ante las
Naciones Unidas. El doctor Consalvi había pasado a ocupar la cartera del
Ministerio de Relaciones Exteriores.
Esta experiencia en el campo de la
diplomacia multilateral fue igualmente breve, pero muy rica por cuanto, además
de la importancia del cargo, ejerció como Presidente del Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas. Esta presidencia se ejerce rotativamente y en 1978 le
correspondió a Venezuela.
Las elecciones de 1983 lo trajeron
al Congreso de
Como puede inferirse de esta breve
cronología de la vida de Rubén Carpio Castillo, mantuvo durante toda su
existencia dos grandes pasiones: la científico-académica y la política. Muchas
veces coexistieron; otras veces, una de ellas predominó sobre la otra. El
resultado de estas vivencias fue el de una vida plena de realizaciones y éxitos
pero también de momentos difíciles y de retos que enfrentó con coraje. Fue
también un esposo amoroso y un padre ejemplar. Recibió muchas condecoraciones,
tanto en el extranjero como en su propio país y escribió varias obras, entre
las cuales mencionaremos las siguientes: México,
Cuba y Venezuela: El Triángulo Geopolítico del Caribe, Caracas 1961, El
Golfo de Venezuela, Caracas 1971, Acción Democrática, Bosquejo de un
Partido, Caracas 1971, Fronteras Marítimas de Venezuela, Caracas
1964, Humboldt, Caldas, Codazzi, Caracas 1964, Geografía de Venezuela,
volumen II, Caracas 1960, Geografía de América Latina, Caracas 1975, El
Golfo de Venezuela y el Tratado de Herrera Campins-Turbay Ayala, Caracas
1980, Geopolítica de Venezuela, Caracas, 1981, Geografía de Venezuela
(con Antonio Luís Cárdenas y Francisco Escamilla), Caracas 2002.
A partir de 1989 y hasta su
muerte, ocurrida en octubre de 1997 se retiró a la vida privada, dedicándose a
escribir y a asesorar. Fue miembro durante todo ese período de
Alejandro Berroeta
Oriundo
de Tucupido, Estado Guárico. Maestro rural (1955). Profesor del Instituto
Pedagógico Nacional (1964). Curso de Postgrado en
Autor
de las siguientes obras: Geografía Económica de Venezuela, Historia de
Venezuela, Geografía de Venezuela, Historia Educación de Adultos y
Parasistemas, Breve Ensayo sobre José Antonio Páez, Tucupido es el Nombre del
Recuerdo.
Ponente
en el X Encuentro de Historiadores y Cronistas del Estado Guárico, Valle de
Ponente
en el 1er. Congreso de Cronistas e Historiadores de Tucupido.
Director Nacional de Personal IPASME /1981-1982).
Director de Deportes Nacional del M.O.P. (1965-1969).
Posee varias distinciones y condecoraciones docentes.
BIBLIOGRAFIA:
1. AQUINO, Santiago. Escritos y Exposiciones Orales.
2. BERROETA, Alejandro.
“Tucupido es el Nombre del Recuerdo”.
3. GOVEA de CARPIO, Duilia. Revista Instituto Pedagógico.
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