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Alejandro Berroeta, un tucupidense excepcional - Fernando Rodríguez

INTRODUCCIÓN

 

El pueblo Santo Tomás de Tucupido ubicado en la parte nororiental del estado Guárico con una superficie de 2600 km2, con una población cercana a los 50.0000 habitantes, clima tropical de sabana; sus principales ríos: el Tamanaco y el Unare, los cuales surten de agua a sus principales embalses: el pueblito, la tigra, el médano y coco e mono, los cuales mantienen activa una agricultura pujante y por eso Tucupido es llamado “el granero del Guárico”, por su gran producción de: maíz, arroz, leguminosas y sorgo.

Esta hermosa ciudad llanera, Tucupido, hoy se viste de gala en la realización de su III Encuentro de Cronistas, Historiadores e Investigadores locales, regionales y nacionales, que durante dos días disertaremos historias inherentes a la vida, costumbres, personajes y tradiciones enmarcados en la historia de esta laboriosa ciudad.

Estos encuentros de cronistas tienen su origen en mi querido Ortiz, en unas llamadas tertulias que organizábamos: Adolfo Rodríguez, Oldman Botello, Don Félix Manuel Belisario (+), Lila Seijas Iribarren, José Camejo, José Oswaldo Pérez, entre otros, en mi casa de habitación, en el marco de la celebración de las fiestas patronales de Santa Rosa de Lima, los 30 de agosto de cada año; allí se instituyen los encuentros de cronistas, en el gobierno que actualmente preside el alcalde Elías Nederr en el municipio Ortiz vamos por el VII Encuentro, le sigue Valle de la Pascua, donde el buen amigo Dr. Felipe Hernández, recientemente designado cronista oficial de esa pujante ciudad realiza los encuentros de cronistas con carácter nacional y con duración de cuatro días; tres años paralizados llevan estos importantes encuentros por falta de recursos y apoyo oficial para su realización. Adelante colega, flamante pedagogo dr. Felipe Hernández, continúe con esa labor y cuente con nosotros. Luego le siguen los demás municipios del estado, con tropiezos y calamidades pero adelante cronistas. Debemos conocer y dar a conocer a los demás, y especialmente a nuestra generación de relevo, nuestra historia, es nuestro deber. Con tropiezos y obstáculos estos encuentros deben continuar realizándose en todos los pueblos de nuestra amplia geografía.

Este III Encuentro en Tucupido es realizado en homenaje a nuestro bien merecido cronista Don José Garibaldi Soto, descollante poeta, historiador, hombre autodidacta que ha dado su vida al estudio de la historia local de esta ciudad, aplausos al gran amigo homenajeado. Otro querido amigo ya desaparecido y que en años anteriores en los encuentros aquí realizados fue figura de destacada actuación, tanto en sus ponencias como en sus presentaciones artísticas, me refiero al cantante, compositor y poeta Luis “Chito” Hernández, paz a sus restos y gloria a su nombre.

Agradezco la fina gentileza del equipo organizador de este prestigioso encuentro en invitarme a participar en condición de ponente; aquí estoy por tercer año consecutivo, me unen vínculos muy filiares con este terruño y siguiendo las instrucciones formuladas por el equipo organizador de resaltar: historias locales y dar a conocer los valores, tanto personales, costumbres y tradiciones, traigo para ustedes un trabajo biográfico, dedicado a un gran hombre nacido en esta tierra, me refiero a Don Alejandro Berroeta, un tucupidense excepcional, aquí presente también en su tierra, en condición de ponente en este encuentro, que al igual que otras personas merecen ser reconocidas en vida su labor meritoria y ciudadana en pro de su solar nativo. A esos seres orgullo del gentilicio tucupidense, unos idos y otros aquí luchando por su tierra, hay que dignificarlos y darlos a conocer, entre otros me atrevo a citar: Francisco Álvarez Romero, padre de Francisco Álvarez Chacón, embajador de Venezuela en Alemania, Manuel Tomás Aquino, dr. Héctor Soto, médico Pediatra; Víctor Soto Cabeza, padre del presidente de la Asamblea Nacional, Fernando Soto Rojas; Don Fernando Aular (el bate), poeta, con 99 años de edad, padre del dilecto amigo el dr. Fernando Aular; Don Isidoro Hernández, nativo de Valle Guanape, pero con más de 60 años residenciado en este pueblo; los hermanos Rodríguez Guzmán, hijos de don Fernando Rodríguez  Moreno nativo de Ortiz, Don José Martínez gran ciudadano, allá muy feliz en su bodeguita “la Preferida”; hasta ellos y otros más mi reconocimiento por su ardua labor en pro de este pueblo. Honrar – honra.

 

DESARROLLO

 

En el fundo “el Cariño y el Tesoro” ubicados muy cerca del caro de la negra, en jurisdicción de la parroquia Tucupido capital del Municipio José Félix Ribas, fundos estos propiedad del orticeño Don Fernando Rodríguez Moreno, llegado a Tucupido en los primeros años del pasado siglo, donde procreó toda su gran familia; nació el 6 de septiembre de 1932, Alejandro Berroeta, su padre fue el hijo mayor de Don Fernando: Juan Miguel Rodríguez Guzmán, conocido familiarmente como “catirito” y su madre Inés María Berroeta, proveniente del alto llano y descendiente por cadena genealógica del vasco español Don Manuel de Berroeta (1760 – 1765). El Padre Juan Miguel Rodríguez, educador rural y productor agropecuario y la madre, mujer de oficios propios del hogar. El niño Alejandro crece en esos predios de “el Cariño” entre cardones y guatacaros, tarares, cerezas, ciruelas, oyendo el trinar de los pájaros y el canto mañanero de las paraulatas, embelezado con el canto del ordeñador en las madrugadas y en las faenas del campo, lo cual lo hacen sentirse un niño feliz; al cumplir los 7 años sus tíos y tías (don Alejandro, Evarista, Fernando, Virgilia y Maria Luisa), lo traen al pueblo de Tucupido a cursar estudios primarios en la escuela “Narciso López Camacho” y luego su padre, quien era maestro en la escuela municipal ”Piar”, ubicada en el Valle, ciudad de Caracas, se lleva al niño Alejandro, quien concluye sus estudios primarios en la escuela “José María España” de la ciudad caraqueña. Allí continua sus estudios y se gana una beca para estudiar educación normal rural, en el instituto “El Mácaro” en Turmero, escuela esta eliminada en 1952; lo que obliga al joven Berroeta trasladarse a la ciudad de Rubio, Estado Táchira a estudiar en la Escuela Normal “Gervasio Rubio”, donde obtiene el título de Maestro Rural en el año 1955. Ejerce la docencia por vez primera en Las Mercedes del Llano, su estado natal, luego es trasladado al estado Cojedes, a la escuela – granja “Aníbal Dominicci”; allí presta una destacada labor docente, funda el semanario periodístico “El Demócrata”. En el año 1959, iniciado el periodo democrático en Venezuela Alejandro Berroeta ingresa al instituto pedagógico de Caracas a estudiar profesorado en geografía e historia; allí recibe las sabias lecciones de destacadas figuras de la docencia, entre otros: el padre Montaner, Eduardo Crema, Rubén Carpio Castillo (su paisano), Aura Celina Casanova, Pedro Felipe Ledezma. Obtiene con honores el título de profesor en geografía e historia en el año 1963 – 1964. ese mismo año es transferido a El Tigre estado Anzoátegui como jefe del departamento de geografía e historia, además de jefe del departamento de actividades complementarias del liceo local, donde ejerce una loable función, funda el primer orfeón en la historia de El Tigre e ingresa en sus filas como solista y tiene sus primeras actuaciones como cantante al lado de su amigo Gualberto y Barreto de grata recordación nacional. Ejerce funciones de periodista en el periódico “Antorcha”, dirigido en ese entonces por Edmundo Barrios.

En el mes de agosto de 1959 (aún siendo estudiante del pedagógico), contrae nupcias en la ciudad de Caracas con la hermosa dama tucupidense Farida Rosalía Magallanes a quien conoció en sus años de mozo en su tierra natal en un periodo de vacaciones; mujer de singular belleza y exquisita prestancia, con quien está hasta la presente fecha, conforma una bella familia, procrean cinco hermosas hijas: Alejandra, profesora de castellano y literatura; Morabia, abogada y cuentista; Farida (la negra), economista; María Inés, profesional del derecho; Olga Rosa, publicista y el único varón del matrimonio el bordón Alejandro Luís pronto a graduarse de abogado; como observan todos profesionales, casados y con descendencia.

Alejandro Berroeta fue y es un hombre de vida pública agitada; demócrata cristiano por excelencia, católico practicante, de andar ligero, de mirada altiva, tez morena clara, fisonomía llanera tropical, de pelo abundante encanecido por el tiempo pero protegido con colorantes para preservar su lozanía y juventud. Ejerció funciones descollantes en la administración pública, fue director de deporte a nivel nacional (1966); director en la Junta Directiva del Ipasme nacional (1980); Coordinador de Deportes en el MOP; pero siempre maestro, maestro, con cargos de relevancia en el campo magisterial: director, subdirector, en varios liceos capitalinos; supervisor nacional; estuvo como delegado diplomático en los Estados Unidos de Norteamérica, enviado por el Ministerio de Educación, donde realizó un post grado en la universidad de Winscousin (USA) y fue recibido en la Casa Blanca por el entonces presidente de los Estados Unidos Richard Nixon.

Alejandro Berroeta es autor de varios textos escolares y libros, los cuales hablan de la genealogía de este pueblo, su querido Tucupido: Geografía Económica de Venezuela, Historia de Venezuela, Formación Social, Moral y Cívica, Educación para Adultos, para estudiantes de secundaria y sus libros más recientes “Tucupido es el nombre del recuerdo” y “Tucupido pasos de sus gentes”, además de una breve biografía sobre el general José Antonio Páez, aparte de ser conferencista y articulista de varios diarios impresos del país. Actualmente es miembro activo de la fundación “unidos por Tucupido” donde comparte funciones de dirección con los también tucupidenses Dr. Luis Jaramillo, Italo Balbi, Alex Andrade, Elssie Risso, entre otros, tratando de hacer una labor filantrópica por el bienestar de Tucupido. En sus libros narra la historia de este hermoso granero del Guárico, sus costumbres, sus tradiciones y enaltece la figura y memoria de hombres y mujeres que han marcado pauta en su devenir histórico: Rafael Rengifo, musicólogo, compositor, arreglista y director de grandes orquestas, Don Roque Peñalver también músico, poeta y compositor; don Pío Morfese; el popular Chito Hernández, compositor y poeta, homenaje post mortem en este encuentro; el bate Aular; Don Juan Ignacio León (Juan del campo); doña Maria Antonia Barrios, Guillermo Bermúdez, dr. Cayetano Guillén, Jesús Antonio Aguilar, hombre emprendedor, empresario y bien merecido alcalde de esta ciudad; Lorenzo Rengifo, Ángel Castejón, Guillermo Bermúdez, Ramón Iroba y algunas bellas ninfas de la época Alicia Rodríguez, Petrica Bermúdez, Aminta Guacarán, entre tantos otros y otras que tiene gran valor y grata recordación en este Tucupido de sus amores y quienes fueron y son sus amigos y sus amigas.

Esta apretada biografía-genealogía que con el permiso de ustedes he presentado de este ilustre personaje excepcional Alejandro Berroeta, a este selecto grupo de personas que conforman el tercer encuentro de cronistas, historiadores e investigadores Tucupido 2011, la he realizado con el mayor de los afectos. Me unen con el biografiado vínculos filiares y puedo dar fe de ser ejemplar ciudadano y me consta ya que en todas nuestras conversaciones el punto central es este, su querido pueblo de Tucupido.

El profesor Alejandro Berroeta ya pronto a cumplir sus 80 años de fructífera y larga vida, ya jubilado, allá en su acogedora casa – quinta de la urbanización Santa Mónica de la ciudad de Caracas, al lado de su inseparable esposa y su nieto Elías Alejandro Álvarez Berroeta, suspira y vive ensimismado  en sus recuerdos y me confesó que ya viejo y con el alma herida vive atrás la infancia que pasó, solo el recuerdo que en su memoria queda de tantas cosas que nunca olvidará; sus travesuras de niño en “el Cariño”, moneando los palos de mamón para saborear sus exquisitos frutos, pastorear los becerros en los corrales y tomar el aromático guarapo acompañado con biscocho obsequiado por su abuelita; ya muchacho recuerda también las misas de aguinaldo de Tucupido y los paseos a la laguna, las arepitas dulces y saladas después del paseo, los quesos de mano de doña Lucinda de Rodríguez, las morcillas y chicharrones de Pepita Martínez; los pan de horno de Margarita Cedeño, en fin Tucupido siempre en este tucupidense excepcional, aquí presente con nosotros Alejandro Berroeta.

 

Gracias por escucharme.





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