Selva
de Tamanaco:
Selva
Madre de Tucupido
Licda. Amalia
Hidalgo
Escribir
sobre los orígenes de Tucupido es mencionar a palenques y cumanagotos, nuestros
primeros pobladores y a la selva de Tamanaco que comienza a ser conocida cuando
la cruzan rumbo a Tiznado con la obsesión del meta, los conquistadores Lozada y
Antonio Sedeño, también los fundadores de Chaguaramal del Batey, a su paso
hacia Chaguaramas y San Sebastián de los Reyes; y en donde nuestros indígenas
buscaron refugio huyendo de la barbarie a partir de la penetración hispana,
iniciada en el siglo XV en el hoy estado Guárico, ya que la reacción de las
diferentes etnias que se apostaron a lo largo de este territorio sería de
resistencia, es así como buscan como refugio y sustento a la montaña de Tamanaco entendiendo por montaña a serranías, no agrupación de selvas, pues
Tamanaco no es más que una selva inmensa. Este gran bosque fue Tucupido hasta
más o menos medio siglo.
La
selva de Tamanaco, se forma según lo señala José A. de Armas Chitty, ( ) “En la
margen occidental del curso medio del Unare, donde la vegetación debió recibir
durante largo tiempo un alto índice pluviométrico, se formó la selva de
tamanaco”( )…” La selva de Tamanco se encuentra en el centro de opuesto curso
de agua, pues el Quebrada Honda y el Ipire se orillan al sureste en busca del
Unare, por el extremo occidental bajan el Macaira, el Orituco y algo al sur el
Manapire. El tamanaco que atraviesa la selva de norte a sur y de oeste a este;
y que da nombre donde nace en la fila de Batatal.
Cuando
en 1760, llegan los frailes a la zona del Tamanaco y el Quebrada Honda, saben
que por el Unare suben canoas hasta el hato Chaguaramal del Batey con
provisiones. En la selva de Tamanaco se fue desarrollando una actividad
agropecuaria, la penetración ganadera que se intensifica a todo lo largo del
curso del río Tamanaco y surgen los primeros hatos que se ven favorecidos por
el intercambio realizado por la red fluvial que lo comunica al río padre
Orinoco y por ende, al mercado foráneo. Es importante señalar que esta selva
abarcó ampliamente un gran espacio que enlazaba directamente a cuatro estados,
en tal sentido el Boletín de la Academia de las Ciencias Físicas y Naturales (1947)
expone:
Tal
y como se plantea en este boletín esta selva fue muy rica en vegetación y en
especies animales, es mucho lo que la selva nos ha proporcionado, después de
ser atacada en diversas oportunidades cuando los españoles destruyeran el bajo
y medio Unare, es parte importante para la conformación demográfica ya que en
torno a la selva se desarrollaron una cintura de pueblos: Chaguaramas, Lezama,
Paso Real, Guaribe, San Antonio, Chaguaramal y Tucupido.
A
esto se le agrega la importancia que en el origen de Tucupido tuvo la selva
Tamanaco, si los indígenas encontraron en ella amparo, también ella dio origen
a la cantidad de hatos que fueron formándonos como pueblo.
En
la actualidad esta importancia se mantiene, ya que el potencial económico de
nuestro pueblo y del estado en general, ve en la selva de Tamanaco un punto estratégico
de desarrollo, ya que su uso no solamente está vinculado con las actividades
agrícolas y pecuarias que se desarrollan en la región, también es un prospecto
de desarrollo de los hidrocarburos ya que estudios han demostrado el poseer
volúmenes apreciables en cuantos a yacimientos petroleros y gasíferos. El sector
perteneciente a las cuencas medias de los ríos como el Orituco, Macaira y
nuestro Tamanaco ofrecen una infraestructura instalada de extracción de
petróleo y un potencial gasífero de alta perspectiva de desarrollo con miras a
su aprovechamiento.
La
selva de Tamanaco fue cuna de esos primeros pobladores como los cita el señor
Narciso Pedrique, (2009): “aún forman parte importante de nuestra comunidad,
familias trabajadoras y honestas entre ellas; Paraco, Cuare, Charaima, Caguaripano,
Guacaran”.
El
rio Tamanaco surca la montaña y a sus riberas se va desarrollando la economía
que hasta nuestros días nos ha hecho fuertes, explotación ganadera y agrícola,
pero para eso hemos destruidos desde nuestros orígenes poco a poco esa selva
que nos vio nacer como pueblo, ha sido sometida de manera indiscriminada desde
los primeros tiempos y los efectos que han causado la tala y la quema práctica
ancestral no se ha hecho esperar, lo que ha ido diezmando la otrora vigorosa
selva, que regada por otros riachuelos, como Quebrada Honda, Quebrada El
Chiquero, rio Coporo, rio Tucupido, proporcionaron alimento que con la caza y
la pesca aseguraron la subsistencia de los indios, especies como chigüiles,
venados, váquiros, y peces como el coporo pavón, loro y reptiles como la baba,
fueron y siguen siendo especies muy apreciadas pero en peligro de extinción.
En
tal sentido Ardiles, De Armas y Paz (2007) plantean: es importante señalar que
este Municipio posee enormes potencialidades… como recursos naturales, ya
cuenta con una vegetación típica del clima tropical de sabana, formaciones
arbustivas de matorrales y tropical de sabana xenófila y de montaña alta en la
parte norte de Tamanaco, lo que nos proporciona la posibilidad de recrearnos
con paisajes naturales durante todo el año. La fauna es muy variada ligada a
los reservorios de aguas existentes, donde se destacan especies como: El
Chigüire, Cunaguaros, Venados, Monos, Zorros, Rabopelados, Morrocoyes, Aves
como Turpiales, Loros, Guacharacas, Patos, diferentes tipos de garzas; y una
variedad de peses de agua dulce (p.31).
En
concordancia con este planteamiento, se puede decir que el Municipio José Félix
Ribas, posee un gran patrimonio natural representado por este espacio con altas
condiciones geográficas propicias para un desarrollo sustentable, con miras a
un progreso económico y social, cultural y ambiental que garantice a sus
habitantes excelentes alternativas para mejorar su calidad de vida.
Por
tal motivo, es imperante que iniciemos todos los hijos de Tucupido y todos
aquellos que acogimos esta tierra como nuestro hogar, una campaña para educar
desde la escuela y a los habitantes sobre todo los ribereños de nuestros ríos y
quebradas, y emprender los estudios y prácticas necesarias para salvar nuestra
montaña madre, que muere silenciosa mirando cómo muchos de sus hijos se van
indolentes de su suerte, y los que quedamos la vemos distante, olvidando que
fue refugio y sustento de nuestros primeros pobladores, que vemos en ella a esa
madre protectora, que por muchos años el caudal vigoroso de su hijo el rio
Tamanaco dio origen a hatos agropecuarios, que a su vez dieron origen a la
formación de Tucupido, y los diferentes caseríos que hoy conforman el Municipio
José Félix Ribas.
Es
de alta importancia señalar que estudios recientes determinaron que
aproximadamente 1.000 hectáreas que forman parte de este complejo montañoso este
siendo diezmado.
En
virtud de la magnitud del daño que se ha hecho hasta ahora, debemos canalizar
acciones que nos permitan alcanzar como objetivo básico, un nuevo espacio donde
puedan interactuar los entes educativos, comunidades así como las instituciones
públicas y privadas, que hacen vida activa en el municipio, encaminadas para
mejorar de forma inmediata la situación en la que hoy se encuentra la selva de
Tamanaco. Acciones de saneamiento ambiental, reforestación, preservación de los
ecosistemas que permitan la permanencia.
Sirva
pues esto como un alerta para emprender la tarea ya de revitalizar la montaña
que nos vio nacer y desarrollarnos como pueblo, la misma montaña que albergó y
dio protección a palenques y cumanagotos, también dio abrigo a tantas personas
que venidas de otras latitudes fuimos abrazadas por sus brazos amorosos.
REFERENCIAS
BIBLIOGRAFICAS
Atlas
Geográfico Histórico del Estado Guárico. (2000) Maracay- Aragua.
Biblioteca
de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporación.
Reservados todos los derechos.
Cárdenas,
Luis y otros. (2000). Geografía de Venezuela. Caracas.
De
Armas Chitty, J.A. (1961). Tucupido. Formación de un Pueblo del Llano. Caracas.
Fundación
Polar. (2004). Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas.
Obispo
Mariano Martí. (1988). Documentos Relativos a su Visita Pastoral de la Diócesis
de Caracas. Tomo II. Segunda Edición. Caracas.
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