TUCUPIDO; EPICENTRO DE LA REVOLUCIÓN INTEGRADORA IMPULSADA POR EL CORONEL CAYETANO GABANTE EL 07 DE MARZO DE 1833.
Dr. Wilfredo
Zaraza Q.
Cronista
Oficial de Tucupido
Con
la campaña del Sur y el éxito militar alcanzado por nuestro Libertador Simón Bolívar,
el Mariscal Antonio José de Sucre, José María Córdova, José Antonio Anzoátegui,
Juan José Rondón, entre otros, surge la Gran Colombia, fundamentada en la Ley
Fundamental de Colombia elaborada por el Congreso de Angostura en 1819 y la
constitución de Cúcuta promulgada en 1821. Se dividía en tres departamentos:
Cundinamarca, Venezuela y Quito. Tenía un Presidente y un Vicepresidente:
Bolívar y Santander. El general José Antonio Páez era el jefe civil y militar
del departamento de Venezuela. Durante la vigencia de la Gran Colombia, en el
departamento de Venezuela existía descontento sobre la forma como se tomaban
las decisiones en Bogotá, por tal motivo, el 30 de abril de 1826, emerge desde
Valencia el movimiento separatista conocido con el nombre de La Cosiata o
Revolución de los Morrocoyes, dirigido por el General Páez y las ambiciones de
los caudillos militares y políticos que buscaban el poder.
Sin
embargo, no todos los sectores de la opinión venezolana estuvieron de acuerdo
con el desmantelamiento de la Gran Colombia. En los años posteriores a tal
hecho algunos dirigentes de la Nueva Granada y de Venezuela intentaron la
reintegración, pues consideraban que el sueño de Bolívar de una patria grande
estaba por encima de las ambiciones personales.
Aunque
el general José Tadeo Monagas se pronunció inicialmente a favor de la Cosiata,
el 15 de enero de 1831 levantó el estandarte de la rebelión para proclamar el
restablecimiento de la Gran Colombia Bolivariana en las provincias orientales
de Cumaná, Barcelona, Margarita y en los cantones de Rio Chico, Chaguaramas y
otros puntos de la provincia de Caracas. Igual decisión tomaba en Bogotá el
general José María Melo, veterano de las Batallas del Sur, héroe de Junín y
Ayacucho, fue un seguidor incondicional de Bolívar y defensor de las
prerrogativas ganadas por quienes lucharon por la libertad de América. Como
consecuencia de su apoyo al alzamiento contra el gobierno de Joaquín Mosquera,
fue excluido de las filas militares y obligado a abandonar su patria, por eso
se vinculó a los círculos bolivarianos de Venezuela y apoyó a quienes defendían
la integridad de la Gran Colombia.
En
este contexto, surge la Revolución Integradora en el Oriente del país, en un
ambiente hostil, extendiéndose por los territorios del Guárico. El general José
Tadeo Monagas lanzó el grito de la rebelión en su hato Los Robles. En Aragua de
Barcelona los cultivadores de tabaco se insurreccionaron y asaltaron el 8 de
enero de 1831 la sede de la administración del producto. El día 15 de enero se reunieron
en asamblea y la protesta adquirió un carácter subversivo. Acordando desconocer
al Gobierno, sus leyes y su constitución, proclamando la integridad de la
República de Colombia.
El
22 de mayo de 1831 se realizó en Barcelona una asamblea popular que resolvió
invitar a las provincias de Cumaná, Margarita y Guayana, para que junto con la
de Barcelona formaran un nuevo estado independiente que se llamaría Estado de
Oriente, reconociendo el fuero militar que había sido abolido por el Congreso y
nombrando a Santiago Mariño como gobernador de dicho estado, y a José Tadeo
Monagas como segundo. El acta levantada al efecto decía que “la Constitución
atacaba a la religión en sus principios, desaforaba el clero y destruía la
milicia y su fuero, tan necesario para fundar y organizar los ejércitos”. Estos
acontecimientos desarrollados en oriente obligaron a Páez a salir personalmente
en campaña en contra de esta conspiración de carácter separatista. Bajo la
autorización del Congreso para conceder amnistía a los sublevados, el general
Páez envió como comisionados al cuartel general de los insurrectos, a los
comandantes Manuel Figuera y Miguel Rola, a entrevistarse con Monagas. Sin
embargo, estas reuniones no llegaron a nada concreto.
Esta
posición de los sublevados obligo al general Páez a movilizar un ejército sobre
los alzados, y después de algunas escaramuzas y sin tener como enfrentar las
fuerzas militares del gobierno movilizadas en su contra, el general Monagas
aceptó deponer las armas en Valle de la Pascua, donde se reunieron con Páez el
23 de junio de 1831. El día 24 se proclamó
un decreto que ponía fin a las pretensiones del general Monagas, el
acuerdo licenciaban todas las tropas revolucionarias y se garantizaban las vidas
y la posesión de los bienes de los alzados.
El
historiador Héctor Zamora (1999), refiere que fue un acontecimiento feliz
ocurrido en Valle de la Pascua en el año 1831, recién separada Venezuela de la Gran
Colombia. El General José Tadeo Monagas se alzó en armas en el Oriente del país
y para poner fin a la insurrección fue necesaria la realización de una
entrevista entre el General oriental y el General José Antonio Páez para ese
entonces Presidente de la República; la cual tuvo como escenario el pequeño
pueblo de Valle de la Pascua. El objetivo de la entrevista, según cuenta el
propio General Páez era poner término a una de tantas insurrecciones que tanto
daño han hecho a Venezuela. A tales efectos, Páez emitió un decreto el día 24
de junio de 1831 que ponía fin a las pretensiones del general Monagas.
El
general Páez llegó a Valle de la Pascua con siete oficiales, el día 23 de junio
como a las dos de la tarde, dejando el grueso de su ejército en Chaguaramas. El
24 después de la entrevista se marchó a Caracas. José Tadeo Monagas había
llegado a la Pascua desde el día 16 de junio y se marchó el 28. Su larga
estadía en la población se explica por las muchas simpatías y adhesiones que
recibió y los seguidores que tenía en esta zona. La entrevista se realizó en el
Alto de la Laguna del Pueblo a la sombra de unos jabillos rivereños y fue muy
positiva para el restablecimiento de la paz, por eso en honor a ella, se acordó
cambiarle el nombre a la población por el de “Villa de la Paz”, así se publicó
en la Gaceta Oficial de Venezuela, pero eso no prosperó.
Aunque
el intento de Monagas fracasó, sin embargo persistió el anhelo de un sector
venezolano de reconstituir en forma federal la Colombia soñada por el
Libertador Simón Bolívar. Toda esta situación vivida en los primeros años de la
década de 1830 avistaba lo que se venía para 1835, un episodio conocido en la
historia como la Revolución de las Reformas.
El
7 de marzo de 1833 el coronel Cayetano Gabante quien había secundado a Monagas
en 1831, se levantó en armas en Tucupido, proclamando la reconstitución de la
Gran Colombia. Tomó la población de Chaguaramal en el Unare y rechazó la
amnistía que le fue ofrecida por el gobierno de Páez.
Cayetano
Gabante, nacido en Tucupido, combatió siempre del lado republicano, combatiendo
desde 1813 en el Altollano al lado del general Pedro Zaraza Manrique y del
también tucupidense, nacido en el caserío Los Leones, general Mauricio Zamora.
Fueron sus correrías las riveras del Ipire y del Unare, los bosques del
Quebrada Honda, los bancos de Altamira y las Bateas. Ascendido a Coronel
efectivo por el general José Antonio Páez en 1827, en ocasión de la que sería
la última visita del Libertador Simón Bolívar a su natal Caracas, tras la
rebeldía de Páez y el movimiento de La Cosiata desde Valencia en 1826.
Al
respecto Mireya Soto (1988), expresa que Gabante poseía, y así lo demostró, una
extraña personalidad, pues, en 1830 pasó de ser separatista y estar dispuesto a
marchar si se intentaba restablecer la unión colombiana, en 1833, es un
integracionista que a principios del año 1834 y ejerciendo la presidencia el
general José Antonio Páez, se alza en Tucupido y proclama la unidad de
Colombia. A ese ideal integracionista parece que se agregaba un cierto
resentimiento contra el gobierno por una deuda que se la había reconocido, pero
no pagado.
Señala
Vicente Dávila (1924), que Santiago Mariño, durante la guerra de independencia
tomó 800 reses de su Hato Chaguaramita ubicado a orillas del Quebrada Honda,
deuda la cual reclamó al gobierno de Páez, solicitando el pago de las 800 reses
a trece pesos cada una, para un total de 10.400 pesos, la cual le fue
reconocida pero nunca se la pagaron. Señala Dávila que en 1827, Gabante fue
herido en acciones de guerra (en campaña) obteniendo cédula de inválido con
uniforme y fuero militar.
Refiere
Francisco González Guinán (1910), que Gabante se alzó en la zona del Quebrada
Honda disgustado por cuestiones de paga militar, y de separatista ardiente y de
furioso enemigo personal del Libertador, se tornó en entusiasta reintegrista de
Colombia. El 3 de abril de 1833, perseguido por el general José María Zamora,
después de una breve escaramuza Gabante capituló al verse en desbandada en las
inmediaciones del caserío Iguana y del pueblo de Altamira al sur del estado
Guárico, donde lo redujeron a prisión y llevado a Caracas detenido.
El
06 de junio de 1833, su medio hermano el comandante Andrés Guillen asaltó la
cárcel y libertó a los presos. La acción ejecutada por Guillen no era una
simple aventura, según el historiador González Guinán, se trataba de una conspiración
diseminada por muchas provincias, sobre la cual el gobierno de Páez actuó
inmediatamente.
Gabante
logró escapar de la cárcel y junto al comandante Guillen huyen hacia los Valles
de Aragua, quizás buscando hacia su natal Tucupido. El gobierno comisiona a
José Dionisio Cisneros, el mismo bandolero que Páez había indultado en 1830,
para perseguirlo y enfrentarlo, logró alcanzarlo el 11 de noviembre en el sitio
de El Acapro, cerca del Consejo. El comandante Andrés Guillen murió en el
encuentro y Gabante logró huir con tres de sus compañeros hacia los llanos de
la Provincia de Venezuela, para ese momento Provincia de Caracas, hoy llanos
guariqueños.
El
miércoles 14 de mayo de 1834, Gabante fue emboscado por su propia gente, para
congraciarse con Páez, en las inmediaciones de los pueblos de Ortiz y El
Sombrero, resultando muerto y sepultado por sus atacantes en la Mesa de Paya.
De esta forma terminaron los días del Coronel Cayetano Gabante, un tucupidense
que siempre luchó con sentido republicano, al momento de proclamar La
Revolución Integradora desde Tucupido las condiciones sociopolíticas eran
adversas, pues, la naciente república venezolana venia saliendo de un
sangriento proceso de guerra de emancipación, por otro lado, dos años antes el
general José Tadeo Monagas había firmado el tratado de paz con el gobierno de
Páez. Así mismo, particularmente el pueblo de Tucupido, venia de ser azotado
por los embates de la guerra, la crueldad del teniente justicia Lorenzo
Figueroa (Barrajola) y del padre Juan Carlos Ibarrolaburu fanáticos realistas
enemigos de la república e incendiado por bandoleros como Celestino Centeno.
Reedificado en 1827 y pasados seis años Gabante no encontró muchos adeptos a la
causa integracionista, además, le faltó logística y equipamiento de pertrechos
militares para impulsar tal revolución.
Tucupido,
desolado, sólo tenía fe y esperanza en un futuro mejor. Como lo afirma Blas
Loreto Loreto (1964), “El pueblo continúa en su lucha, con el sol a cuestas y el
brazo firme al encuentro del surco, el surco que lo redime de la pobreza y le
permite dar a los demás… de aquí que se le llamara El Granero del Guárico a
este pueblo enamorado del trabajo, con virtudes republicanas y confianza en el
futuro porque actúa con honor” (p.139).
La
Revolución Integradora Grancolombiana del coronel Cayetano Gabante, quedó
enmarcada como preludio de lo que sería la Revolución de las Reformas en 1835.
La población ribense, reconoce el valor y arrojo de este héroe, al colocar su
nombre como epónimo a una de sus calles principales. Coronel Cayetano Gabante,
héroe tucupidense del siglo XIX.
REFERENCIAS
Dávila
Vicente (1924). Diccionario Biográfico de Ilustres Próceres de la Independencia
Americana. Tomo I y II. Tipografía Americana, Caracas.
De
Armas Ch. J. A. (1961). Tucupido, Formación de un Pueblo del Llano.
Reedición
Producciones la Piedra. Caracas.
González
G. Francisco (1910), Historia Contemporánea de Venezuela, Tipografía Impresa El
Cojo. Caracas.
Hernández
G. Felipe. ( ). Historia de Valle de
la Pascua.
Irwin
G. Domingo. (2008): Caudillos, militares y poder: Una historia del
pretorianismo en Venezuela. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello.
Loreto
L. Blas. (1964). Por el Guárico (Escritos y Compilaciones) Volumen I. Editorial
Villegas Venezolana. Caracas.
Soto
A. Manuel. (2011): Ilustres héroes de la Independencia Suramericana nacidos y/o
relacionados a Tucupido. Tucupido: III Encuentro de Historiadores, Cronistas e
Investigadores en Tucupido. Complejo Cultural Fray Anselmo de Árdales. Octubre
2011.
Soto
de L. Mireya. (1988): Cayetano Gabante. Diccionario de Historia de Venezuela.
Tomo 2. Caracas: Fundación Polar. Editorial Ex Libris. p. 263.
Zamora
Héctor (1985). Valle de la Pascua: Apuntes Históricos y geográficos. Tiempo y
Espacio. Nº 4. Caracas.