Crónica de momentos
inolvidables
Reencuentro
en Tucupido
Llega el viernes 28 de mayo de 2010; el digital del carro indica la 1:09 pm, al instante de salir desde Caracas hacia Tucupido, en medio de torrencial aguacero y con visibilidad casi nula, lo que hace extremar la precaución en la impredecible carretera y aumentar la adrenalina corpórea.
Mientras se escuchan las canciones de Santana
desde que hizo su debut en Woodstock, el año oral, vienen a la memoria dos
anécdotas de los lejanos días en que se devoraba el camino sin contemplaciones;
una cuando el popular “Batico”
comentó en un banco de la plaza: ¡Yo
venía a 160 km/h y me pasaste volando! Y la otra cuando la abuela Doña Cruz
Rodríguez, quien iba de copiloto, no dijo ni pío en todo el trayecto. Al día
siguiente echó este cuento: ¡Mijito, me
duelen las encías y me costó despegar la plancha!
Luego de la extensa y extenuante travesía se aterriza en la avenida Siglo XX, donde ya está montado el escenario y se ultiman detalles de sonido para el Atardecer Llanero.
El jaleo comienza bien entrada la noche, viéndose un largo desfile de copleros: Ramón Reyes, Carlos Arveláez, Tomás Carpio, José Vicente Arveláez, Carlos Quereigua, Miguel Castillo, Daniela García, Jesús Gamarra, Raúl Landaeta, Luís Carlos D’Angelo, Jolman Tenepe, José Villegas, Luís Herrerra, Román Moreno, Julio Cesar Pantoja, Armando Arveláez, Julio Pantoja, Héctor Martínez, Julián Arveláez, Julián Herrera, Edward Acasme (primo de El Rastrillo) y Wilfredo Vega, entre otros. Al día siguiente se oyó el comentario de que Juan Del Campo, cerró el acto a las seis de la mañana, cantando 'A cappella'.
Lo cierto es que
más de uno dejó media suela en el pavimento: Chito y Gary Sott no
pudieron con Doña Elvira Rojas, y Esteban De Jesús, largó el bofe detrás de una
relampagueante zaranda. Al final, y luego de incontables raciones de la espumosa,
el cuerpo cobarde funcionaba sólo por instrumentos.
Llega la esperada fecha del Reencuentro, que se inicia con los actos protocolares para develar las fotos de los nuevos exaltados a la Galería de Hijos Ilustres de Tucupido.
Ignacio
Velásquez, Michele, Cosmo y Franco De Pinto, Antonio Medina Carreño, Héctor
Rafael Soto, Isabel Sosa de Toro, Luisa Margot de Panzarelli, Encarnación Balza
Ramos y Rafael Zúñiga Cisneros, se juntan en la meritoria cofradía de esta
gente: Maestro Custodio Requena, Ana
Lucinda Ledezma de Rodríguez, Espartaco Carrillo, Juan Ignacio León (Juan Del
Campo), Francisco Pancho Jaramillo,
Inmaculada Soto, José Rodríguez Sáez, Rafael Ángel Negro Leal, Luís Solórzano, Fernando Aular Durant, Rubén Carpio
Castillo, Néstor Amadeo Hernández, Alejandro Rodríguez, Milagros Mateo Núñez,
Milagros Benito Cacho, Sor (María Cruz, Benítez, Luz y Margarita), Elda
Rodríguez de Arnalde, Teresa Rodríguez, Henry May Cabeza, Simón Muñoz, Roque
Peñalver, Tobías González, Rafael Guillen, Manuel Rangel Toro, Fernando El Vate Aular, Mena Herrera, Napoleón
Baltodano, Rafael Rengifo, José Félix Ribas y Fray Anselmo Isidro de Árdales.
Se oye el Himno Nacional,
entonado por la Coral “Rafael Rengifo”, seguido por las notas de la canción "Tucupidense", obra insigne del recordado y nunca bien ponderado trovador Juan
Zamora: La memoria de los años cincuenta lo captura pletórico de espíritu
jovial, portando, permanentemente, una sonrisa en los labios y una guitarra en
las manos.
En horas del mediodía se
inician las acciones en la plaza Bolívar, con la intervención del Trío
Tucupido, convertido en cuarteto debido a la incursión de Garibaldi Soto,
declamando, cantando y haciendo de las suyas. Incansable este tío, ¡y olé!
Nos reencontramos con una larga lista de gente: Ramón Castro,
Salomón Pinto (El Hijo’e Changó),
Carlos Camejo, Luís Chito y Arturo
Hernández, Julio León, Gulliver Valera, Ramón Iroba (homónimo de Nariz Panda, el coleador), Joffre
Vásquez Díaz, los Jiménez (Miguel, Luís, Manuel y Juan Jacobo), Rolfi Fraile, Luís
Humberto Batico Peña, Manuel
Rodríguez, Rubén González, Julián Castro, Ismael Infante, Jesús González, Luís
Díaz, Esnel Rodríguez (notable cuenta cuentos), Alex Andrade Armas, José Rubito Zea, los Leal (Héctor, Juan y
Josefina de), Ubaldo “El Escamao” Lima, Ogla y Demóstenes Guevara, Olga Rangel,
Jesús del Valle Cabeza, Evaristo Velásquez, Francisco Guarata, Cesar Machado,
Iván Requena, Robert Balbi, Daniel Toro, Ángel Carpio, Nelson González, Héctor
Morales, Nohemí Cabeza (profe de Biología en Primer Año, 1962), Aura Marina y
Ángel Tari-Tari Caguaripano, Lila
Guevara de Moreno, Ángel Martínez, Cristobalina Carpio, Joaquín Cabeza, Ana
Mercedes Arveláez, Dilsia Rodríguez, Betania Seijas, Dalia Herrera, José Grillo Charaima, Ramona La Chicha Iroba de Rangel, Jennifer
Arveláez, Ramón Carrasquel, Mélida González, Mundo Farías, Pedro Luís Manrique,
Odalis Arveláez, Freddy Riobueno, Nelly Solórzano de Toro, Antonieta Toñita Velásquez, Carlos Currico Ochoa, Nardo Velásquez, Ramón
Centeno, Reina Balza, Elvira Rojas, Leiwy Cenicienta
Rojas, José Celestino Silva, Marlene La
Nena Risso, Ismenia Reinefeld, Walkiria Belgrave, Lorenzo Guzmán, Antonio
Medina Carreño, Abelardo Lalo Baltodano,
Danely Toro, José Risso, Yoli Arveláez, Antonio Guzmán, Luís Jaramillo, Argelia
Ramonita Ordosgoitty, Maigualida
Arveláez de Tovar, Próspero y Gabriel Pacifici, Cayetano Guillen, María
Alejandra Márquez, Mary Carmen Hawar, Aixa Vásquez, Luís José Hernández Cohen,
Isis Requena, Elsy Risso, Guillermo Herrera, el clan (Soto: Garibaldi,
Inmaculada y Ernesto Luís Machito /
Ruíz: La Chicha, Carmen Luisa,
Antonio, Iramides y Ernesto Luís Pelón
/ de La Pascua: José Gregorio Magallanes, José Angel Bolifoto Bolívar y José Gregorio Cumba Martínez / Porras: La
Chicha, La Negra y Glenda /
Rodríguez: Alejandro, Perla, Zoraya, Fernando y Javier / de Cerro Grande:
Robert, Gregorito y demás Landaetas, y El
Negro Mabeta, entre otros.
También saludamos a los jugadores del Campeonato de Dominó
(no permitieron la inscripción aduciendo que éramos de otro lote). Las parejas
de rabipelados eran: José Soler y José Hernández, Juan Cabeza y Dumas Andrade,
Roberto Balza y Rafael Gerdel, Apolinar Balza y Alejandro Brito, Giraldot Soler
y Carlos Ardagna, Antonio D’Angelo y Teodoro Aray, Luís Aguilar (hijo) y Omar
Herrera, Jorge Silva y Ramón Carrillo, José Soler y Simón Ruíz, Alonso
Jaramillo y Omar Cordero, Luís Aguilar y Pedro Amariscua, Douglas Marín y Julio
Rengifo, Rey Solórzano y Jorge Ponce, Narciso Loreto y José Nuzzo, Manuel
Rangel y Edgar Ruíz, Juan Charmelo y Balmore Tovar, Diego Malavé y Jorge
Rodríguez, Ramón Martínez (Sr y Jr), José Benítez y José Arrueberruena, José
Jaramillo y José Rojas, Enmanuel Fraile y Joel Caguana, Jacinto Guaita y Juan
Moreno, Martín Castro y Juan Cheremo, Alejandro Berroeta y Rafa Párraga, Jesús
A. Aguilar (El Alcalde, que no vio luz), y José Luís Aular, Jhonny Requena y
Juan Contreras, Javier Ojeda y Johan Ruíz, Lorenzo y Rufino Rengifo, José Díaz
y José Ángel Balza, Armando Arveláez y Rafael Ramos, Orlando García y Sami
Elmesber, David Reyes y Dumas Moreno.
Había quioscos desplegados alrededor de la abarrotada plaza
Bolívar, con todo tipo de artesanía, comidas (arepas de cacería: lapa, venado,
báquiro y de queso’e mano; cruzao levanta-muerto, etc.) y dulces (de fama
internacional) como los de María Octavia Brizuela, entre otros. Llamó la
atención el velorio de Cruz de Mayo que se montó al lado de la iglesia.
Se agrega, como paréntesis, un voto de censura para los galanes
machomen, artífices de la paternidad
irresponsable a la usanza de siglos pasados; azotes de cualquier sociedad del
planeta que se ufanan de decir, como el tautaco descrito por Luís Fernando
Melo: ¡Yo tuve un hijo en una Palma!
En horas de la noche comenzó un espectáculo musical en una
tarima montada en la esquina de las calles Ricaurte y Bolívar, cuyo principal
atractivo era Rummy Olivo, La Flor de Zaraza. Una vez más se escuchó la
intervención del Alcalde, diciendo: ¡Este
éxito se logró gracias a la cooperación de todos!
La inagotable y sorprendente chispa llanera se hizo presente
en todo momento, escuchándose diálogos como este: –
¿Dejaste la caña? –
¡Si, encarga! O
acotaciones como esta: – ¡A
ese le dicen Mandarria y no es por el pie!
La plaza y sus alrededores encerraban
un ambiente que recordaba lo de Louis Armstrong: What A Wonderful World.
The colors of a rainbow so pretty in the sky
Are also on the faces of people going by
I see friends shaking hands saying how do you do
They’re really saying I
love you.
Todo el mundo andaba sonriente, estrechando luces con
destellos de vida. Los abrazos iban y venían como aletear de ángeles unidos en
hermandad celestial, con un amor infinito. Este comment de Venus Alida, es de armónica trascendencia: ¡Que Dios te lo pague! Me has hecho muy feliz al poder ver el
pleno Tucupidense actualizado. Qué envidia contigo porque imagino la infinitud
del goce físico, moral y psíquico del que te llenaste en tan magnas fechas.
Gracias por hacernos partícipes a tu través de un cachito de ese inmenso
sentir.
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