Promoción de sexto grado, G. E.
Félix Antonio Saá, Tucupido, 1962
Memorias en blanco
y negro
Tucupido
60’s
Rugen los catorce motores astroesotéricos
marca ACME de la nave intertemporal DS2Ri, mientras se realizan los ajustes
cartográficos y de hégira del destino programado. Se pulsa el botón disparador
que la hace evaporarse a través de la “Twilight Zone”, en dirección hacia suelo tucupidense
de comienzos de la década sesentera y de finales de la primera vivencial. Todo
se ve borroso y cunden imprecisiones.
El aparato se llena de melancolía mientras hace un planeo rasante por los últimos años cincuenta: Está en pleno apogeo el argentino Noel Petro (El Burro Mocho o El Torero Cantor), con "Cabeza de Hacha" o “Martirio” y se oye el cuento: cuando a una joven se le invita a bailar se le hace la siguiente pregunta: ¿Bailamos esta o esperamos Cabeza de Hacha?
Se observa, en fugaz tránsito por el colegio “María
Inmaculada”, a una cuerdita de rapaces del cuarto grado con quienes tiene que
lidiar Sor Teresa: José Manuel “Tala”
Armas, Orlando Risso, América Rey, Constanza Arveláez, Baldomero Vásquez, Ana
Celeste Risso, Degnis Simón Romero, Ernesto “Machito” Soto y Nancy Correa, entre otros. Edgar “Pan Andino” Martínez, es mayor, pero ‘ajila’ con esa pandillita. También se
observa la oportunidad en que, por un suplemento, Orlando persigue a un alumno
en veloz carrera desde la salida de clases y casi se le salen los ojos detrás
de esa gacela.
Se entra en los 60’s; es época de la
primera escaramuza platónica, o utópica (no ectópica, sino del que no se olvida),
con una paisana bonita, simpática, inteligente y cariñosa; muy buena cantando y
tocando el cuatro. Tales calificativos la ubican en el renglón de alienígena y
es inspiración de Luis:
Tenías que ser llanera
buena moza y lisonjera
como flor de manirito
que perfuma donde quiera
(Luis Cruz: Tenías que ser llanera)
La sabana amanece al ritmo de Mario Suárez, con el acompañamiento de Juan Vicente Torrealba:
anda a pasear la sabana
que ya llegó la mañana.
A un hijo de vecino se le escucha cantar, a todo gañote:
y mi silla de montar
mi sombrero, mis espuelas
y mi soga de enlazar?
En la radio se oye Un Rumor: rumor de caricias/chasquidos de besos/enamorados…, y El Pájaro Chogüí.
Una
experiencia que parece de ocultismo consiste en sintonizar la onda corta (SW) en
horas nocturnas: Transmite TransWorld
Radio, desde las antillas neerlandesas; o el calipso de una emisora
trinitaria en lengua inglesa. El radioescucha piensa: Parece haber otros mundos allá afuera.
Otros que se escuchan son Ignacio “Indio” Figueredo, con su María Laya, Eneas Perdomo,
con su Fiesta en Elorza
y Traigo Polvo del Camino, de
Augusto Braca, Ángel Custodio “El Renco” Loyola, con su Catira Marmoleña, Juan
de los Santos Contreras “El Carrao de Palmarito”
y su Chaparralito Llanero,
y unas cuantas más, donde aparece la que refiere un pleito del diablo con
Florentino, pasando por Pedro Pablo y Cupertino: Mis Cantares (Fleitas
Beroes - J.V. Torrealba).
Además, están de moda los métodos para
aprender a tocar cuatro, por ello se oye a más de uno rascabucheando y
gorgoreando en sus casas esas tonadas de llano adentro.
El panorama se ve con mayor precisión
gracias a Billo Frómeta, quien se nota encumbrado con sus Caracas Boys. La
gente baila al ritmo del mosaico Nº 1, que tiene: Ojos
Malvados, La Negra Leonor, Letargo, Para Vigo Me Voy, y Los Componedores; y del mosaico Nº 2: Palabras De Mujer, Bambarito, Nostalgia (versión
del desgarrador tango), y Cachita.
Las parejas disfrutan de esos originales
ensambles y ‘echan un pie’ con los
boleros que canta Felipe Pirela y las guarachas de Cheo García. Se populariza
bailar ‘botiao’ y cuesta agarrar el
ritmo, como en las volteretas merengueras.
La cosa tiene un pico de nitidez, el 60-61,
luego de la migración hacia el Grupo Escolar “Félix Antonio Saá”, que se pone
en marcha ese mismo año escolar en la plaza “San Pablo”, lugar donde antes solía
instalarse la rueda con sus carritos. A partir de ahí se le pierde la pista a
esa diversión.
Se logra ver al maestro de quinto grado Jesús
Ávila, capturando a un alumno con un suplemento de Batman en el cuaderno. Se lo
arrebata, lo levanta mostrándoselo a toda la clase, y explica de la forma más
didáctica: Esto sirve para aprender inglés:
Bat=Murciélago y Man=Hombre, entonces Batman traduce Hombre-Murciélago,
mientras hace trizas la revistica y le dice al pelao: ¡Te vas pa’tu casa! Este palidece y sale cabizbajo, rezongando una conseja
de novias traicionadas: “Virgen del Montecarmelo, por tu escapulario santo, embojótalo
con tu manto y bátelo contra el suelo”.
Los alumnos, que se ríen hasta finales
del sexto grado el 62, aparecen en la foto bajo la batuta de Héctor Soto
Arbeláez:
Mario Acosta, Farída Aguirre, Olímpia Aguirre, Antonio Ardiles, Ana Arveláez, Francisco
Belisario, Carmen Balza Barrios, Pedro Balza Barrios, Norma Blanco, Rafael
Bethancourt, Carmen Cabrera, Andrés Carrillo, Domingo Centeno, Oly Clemente
Castro, Nélida Del Valle, Elia Díaz, Antonio Duarte, Antonio Figueroa, José
Figueroa, María García, Laura Rosa González, Yajaira González, Zummy González,
Guillermo Griffi, Juan Guaparumo, Evelio Guaruro, Teodoro Herrera, Nelly
Infante, Carmen Jaramillo, Marina Leal, Carmelo Mendoza, Rosita Montezuma, Gloria
León, Neyda Ortega Vidal, Arturo Ortíz, Gregorio Padrino, Carmen Ramos, Gaspar
Ramos, Martha Rengifo, Lila Rodríguez, María Rodríguez, Antonio Rodríguez,
Douglas Rodríguez, Jóvito Rodríguez, Degnis Simón Romero, Maritza Ruiz,
Mercedes Ruiz, María Salazar, José Toro, Miguelina Zamora y Rubén Isaías
Zamora.
Billo saca el LP “Comunicando”, que contiene varias joyas de antología como: La Vaca Vieja (anda ‘acabaíta’, como cigarro’e borracho), Para Qué Recordar
(canción polémica), Por la Vuelta, y
el Mosaico Nº 3 (Enamorada, Funfuñando, Cuando
Vuelvas, Parampampin y No te Retrates).
En su inquieta búsqueda musical caribeña
pone a cantar a Felipe Pirela, la canción Sota diBulpes ("Azote de Golpes", de
Anselmus
Boy Dap, compositor curazoleño y primer
Rei di Tumba), en papiamento y a
ritmo cañonero-rucaneao (como de retreta). El Bolerista de América suena rarísimo
en esa interpretación.
Es usual ir a la función sabatina de matinée en el cine Ribas. Luego de ver un capítulo de la serie "El Hombre Cohete", es obligatorio saborear un exquisito ‘sanguche’ de salchichón al lado, en la fuente de soda “La Cita”. Si la melena está muy larga hay que caerle, dos bolos en mano, a Salvador Capezzuti, en la misma acera. Al salir, se pasa frente al billar de Rodríguez, donde se escucha a un escuincle (con fondo musical de Billo) cantar algo así:
Sara
mucha chiki
da
gusta bunita visti
bibi
la bida grandi
kana
cate ku changi
la
canota llegue
te
kome aros ku bifstek
esa
yansa masha ku mi
yanga lala bulpe.
A la nave le entra una ‘patulequera’
parecida a las de la serie LOST; se pone a dar tumbos en el calendario los años
escolares 62-63 y 63-64, entre luces brillantes. Aparece, fuera de control, por
los lados del liceo Víctor Manuel Ovalles, frente a la Plaza Bolívar; avanza a
velocidad vertiginosa y el tablero de mando no responde. Por fin, agarra mínimo
y se estabiliza después que se le dan varias dosis de ‘hard touch’ (unos buenos trancazos, combinados con candelazos
etílicos).
La patota que se observa en primer año Sección “A”, está
conformada por: Farída Aguirre, José Manuel Armas, Ana Mercedes Arveláez,
Constanza Arveláez, Pedro Vicente Balza
Barrios, Carmen Balza Barrios, Emilio Barberi, Dina Barrios, Arturo Bermúdez
Carpio, Diodima Bermúdez, Mirurgia Bulóz, Doris Carpio, José Celestino Centeno,
Jesús Corales, Iboé Correa, Nancy Correa, José Luís Díaz, José Antonio Duarte,
Miguel Espinoza, Gladis Hortensia Garcia, José Celestino González, Yajaira
González, Olegario Lugo, Elisa Iroba, Eulis Lara, Dolores Malpica, Antonio José
Ortega, Nérida Martínez, Carmelo Mendoza, Carmen Paraco, Mariflor Ponce,
América Rey, Freddy Risso, Orlando Celestino Risso, Jóvito Rodriguez, Degnis
Simón Romero, Alexis del Valle Rosas, Maritza Ruiz, Mercedes Ruiz, Célida
Silvera, Ernesto Luís Soto, Baldomero Vásquez y Georgina Zamora.
Ese combito está dirigido por la batuta de Cesar Díaz
Ledezma, con el auxilio de los profesores: Cesar Urbina, Luisa de Panzarelli, Nohemí
de Baltodano, Rodolfo Romero, Edgar Colmenares, Lermit Hernández, Alfredo
Camero y José Joaquín Rodríguez. Las materias que se imparten son: Inglés, Formación
Social Moral y Cívica, Matemática, Castellano, Ciencias Biológicas y Geografía
Universal.
En ese ínterin el fotógrafo Eduardo
Little, inaugura la primera emisora: “Radio Tamanaco”. Manifiesta inquietudes
por la radiodifusión instalando unos cajones sonoros en la plaza, conectados
con varios centenares de metros de cable y transmite, micrófono en mano, desde
su estudio fotográfico-radial ubicado en los altos del cine Ribas.
Apenas se alcanza a ojear el Calvario que monta la gente en Semana
Santa, donde Pastor Camejo. El Sepulcro es llevado desde la iglesia acompañado
por el Cura, las Monjas y las Hijas de Maria, vestidas de blanco y con su cinta
azul.
El tanque de combustible ya casi está en E:Échale, cuando en 1964 hay un cambio en el bullpen de Billo: sale Felipe y entra José Luís Rodríguez, a quien se oye cantar en el Club “El Faro”, de Zaraza. Debuta con el mosaico Nº 11, que contiene: Vieja Luna, El Limpiabotas, Besar, Bonye y Sin Timbal. Hay una doña que se llama Luna y algunos ‘sinoficio’ le cantan:
♫Quieeero escaparme
con la vieja Luuuna... ♫
Se inaugura la nueva sede del liceo en Rivero y el antiguo
local se transforma en el “Club Don Alberto”, que a la postre funge de sede
para realizar maratones de baile. Se escucha hablar de la campeona Miriam “La Maratona”.
Este año, aciago para el gremio educador, ocurre la tragedia
del “Salto La Llovizna”, en Guayana, en el marco de una convención de maestros a
la que asiste Luís Beltrán Prieto Figueroa, en su carácter de Presidente del
Congreso.
En ese infortunio están involucrados Lermit Hernández (profesor
de Inglés) y Tomás Rafael Jiménez, quienes se encuentran entre los caídos.
Hay un campo de béisbol aledaño al liceo, donde se observa a un alumno incursionar en el picheo utilizando una pelota spalding. Levanta la pata y lanza la bola hacia el home; se la devuelven de línea a la cabeza que si no se aparta se la arrancan en seco. El frustrado bigleager barraja el guante contra el suelo y se despide del béisbol, del liceo y del pueblo.
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