PRIMER
ENCUENTRO DE HISTORIADORES Y CRONISTAS DE TUCUPIDO
11- 12 DE JUNIO DE
2009
Fernando Aular Duran
Sobre
nuestro pueblo han escrito muchos autores, poetas y cantores, quienes han
hablado de su historia, de su gente, de la fertilidad de sus
campos y de la belleza de sus mujeres. Algunos le han compuesto
bellas piezas musicales.
Según
Blas Loreto Loreto, en su obra “Por el Guárico” (1964), en el capítulo titulado
Tucupido (Experiencia de casi tres siglos, 1694 – 1964), el 5 de julio de 1911
se conmemoró en Tucupido el centenario de la declaración y firma del acta
de la Independencia de Venezuela y en un acto público se
dio lectura a un himno a Tucupido escrito por el poeta Manuel Jacinto Rivero,
“Riverito” como le decían, quien había nacido en 1871.
El citado himno, escrito en cuartetas, consta de un coro y nueve estrofas
decasílabas, más una cuarteta final octosílaba; con un estilo que se puede
ubicar dentro del parnasianismo, ya que en él predomina la cita de diversos
dioses olímpicos de la mitología griega: Marte, Pan, Ceres, Themis, Flora,
Minerva, Jano y hasta cita a Fidias, el escultor heleno. En él hay una
exaltación al trabajo y a las riquezas naturales de la región, pero
correlacionados con el tema guerrero: “Brazo fuerte si Marte te llama”,
“Y si acaso los llama la guerra”.
En la citada obra, se refiere a que este himno fue leído en acto público,
es decir, no fue cantado. Por su longitud, diez estrofas, más cinco
veces que se repite el coro, más una última estrofa de métrica distinta
(octosílaba), que indicaría un cambio de ritmo y melodía al final, más el
hecho de que no hay referencia a la música, ni se conoce partitura, nos hace
pensar que dicha pieza fue escrita para ser leída.
HIMNO A TUCUPIDO
L: Manuel
Jacinto Rivero
Coro
Eres
pan de los pueblos de Oriente,
brazo
fuerte si Marte te llama,
hasta
el cielo pregona tu fama,
como
obrero, patriota y valiente.
Tucupido, tu tierra es
fecunda, Tus legiones son héroes de
arados
es
muy bella y feraz donde quiera siempre invictos surcando la
tierra,
tú
regalas con alma sincera y
si acaso los llama la guerra,
tu
cariño, tu pan y tu
amor. es
con Patria que van con amor.
Dios
al ver la fiereza pujante Es
entonces que van al martirio,
con
que hieres de muerte la encina,defendiendo a la patria y sus leyes
dio
a tus plantas la savia más fina,luego vuelven y uncen sus bueyes,
y
a tus campos mayor esplendor. y
levantan el pan con honor.
Eres
pan de los pueblos de oriente
Eres
pan de los pueblos de Oriente…
Pan
y Ceres y Themis y Flora, Son
tus vírgenes tipos de Fidias
son
los héroes que llamas Señores, con candor, hermosura y
belleza,
esos
nunca resultan traidores tus
matronas la noble entereza
y
es con ellos que sabes triunfar. que convierte en santuario el
hogar.
Es
la cova la insignia guerrera Son tus hombres valientes campeones
que
levantas gloriosa y triunfante, en
la ruda labor cotidiana,
la
que dice: “Progreso, adelante, el trabajo es
tu ley soberana,
tu misión es de
eterno luchar.” Tú no sabes si no es trabajar.
Eres pan de
los pueblos de Oriente…
Eres pan de los
pueblos de oriente…
No
Minerva ni Jano ni Marte Hoy
Olimpo es un primor
concurrieron
a darte la gloria, con
sus dioses inmortales,
es
la cova quien hace la historia tocando
dianas triunfales
de
tu noble grandeza inmortal. para
el gran Libertador
En
tus campos se yergue gigante
la semilla que funda
el progreso,
pues tu suelo es
feraz con exceso,
para hacer mucha miel
y cereal.
Eres pan de
los pueblos de Oriente…
Por los años de las décadas del 40 y 50 se solía cantar en Tucupido un
aguinaldo con estilo de parranda, en el cual se hacían alusiones a personajes y
sucesos del pueblo, como por ejemplo:
Tucupido tiene
lo
que no tenía,
la
luz en las calles
y
la Compañía.
En
el Nº 5 de la revista Antorcha, de diciembre de 1960, que dirigía Miguel
González Pérez, dedicada al bicentenario de Tucupido, aparece una foto y una
nota donde se observa al profesor Napoleón Baltodano dirigiendo al Orfeón
Bicentenario integrado por hermosas damitas las que aparecen cantado el Himno
Bicentenario; por lo que podemos deducir que existe un himno dedicado a Tucupido
en su bicentenario, escrito por este ilustre profesor.
Napoleón Baltodano,
nacido en Managua, Nicaragua, en 1895, había llegado a Venezuela en 1929 como
director musical de un circo de atracciones. Se quedó en el país como trompeta
en la Banda Municipal Venezuela, formó varias orquestas bailables. En
1948 pasó a dirigir la Banda Marcial del Estado Guárico. Trabajó
en Valle de la Pascua, Altagracia de Orituco, Tucupido, Calabozo y El
Sombrero.
Labor
encomiable de los cronistas sería recopilar las obras musicales del profesor
Baltodano y publicarlas para el conocimiento de las nuevas generaciones.
El poeta Ramón Díaz
le dedicó un hermoso vals titulado “Tardes de Tucupido” el cual es una
reminiscencia del pueblecito apacible y acogedor de otrora, con sus brisas
vespertinas cargadas de aromas de mastranto, sus lindas muchachas paseando por
las calles y las dulces serenatas nocturnales ante las rejas de los ventanales.
“Las
tardes con sus brisas en mi pueblo natal
impregnan
de frescura y se oyen susurrar;
van
brindando sonrisas en saludo cordial
las
gentiles muchachas que salen a pasear.
Cuando
llega la noche se escucha preludiar
una
lira armoniosa que entona su canción,
la
dulce serenata que suele dedicar,
en
la calle a la reja, como una tradición.
Sigo
con el recuerdo que no puedo olvidar,
Estas
tardes preciosas que son mi adoración,
de
mi memoria nunca jamás podré apartar,
las
guardaré en mi ser, serán para mi vida eterna evocación.
A
ti pueblo querido te doy mi melodía,
que
me nació del alma cual grata inspiración,
por
eso emocionado me embarga la alegría,
porque
siempre te llevo, lindo Tucupido, en mi corazón.”
El poeta y cronista
don José Garibaldi Soto le compuso a su pueblo un bello pasaje,
letra y música de su inspiración:
“Tucupido
de mi vida,
Guárico
de mi corazón,
te
dedico este pasaje
con
todo mi corazón.”
“Cuando
me alejo de ti,
me
alejo con sentimiento,
recordando
con nostalgia
aquel
tan grato momento.”
“Siempre
que te recuerdo En Tamanaco pescando
me
dan ganas de llorar, con
tu brisa me topé
porque
a ti puedo querido y el canto de la soisola
nunca
te podré olvidar.” con la mañana se
fue.
“Cuando
me encuentro a tu
lado
revive
en mí la
alegría
y
son todas tus
muchachas
reinas
de la
simpatía.”
Mañanitas
del recuerdo,
brillante
tu atardecer,
y
cada copla que canto
Va
expresando mi querer.”
Con
letra del insigne poeta Ernesto Luis Rodríguez y música del maestro Juan
Vicente Torrealba, por la década del sesenta fue muy popular un pasaje titulado
“El Guariqueño”, interpretado por prestigiosas voces, entre ellas la de
Magdalena Sánchez, el cual plasma un hermoso recorrido por los pueblos del
Guárico y en la segunda estrofa hace referencia a Tucupido:
El
Guárico es para todos,
para
todos,
la
tierra del galerón, (bis)
de
las mujeres bonitas
Ay, bonitas,
que
endulzan al corazón. (bis)
“De
Tucupido a Zaraza,
Ay,
a Zaraza
suspira
el atardecer. (bis)
No
hay pueblo como los míos,
como
los míos,
para
quien sepa querer.”
Cuando salí de Altagracia,
Ay,
Altagracia,
no
quise decirle adiós,
porque
en su suelo reluce,
ay,
reluce,
toda
la gracia de Dios.
Camaguán
en el estero,
Ay,
el estero,
Santa
Rosa en el Palmar,
y
Calabozo en mis voces,
ay,
en mis voces,
nunca
los podré olvidar.
Por
eso es que guariqueño,
guariqueño,
he
sido, soy y seré,
desde
el perfil del sombrero,
Ay,
del sombrero,
hasta
la punta del pie.
Violeta
Rey, poetisa, cantante, guitarrista y cuatrista tucupidense, compuso una bella
canción con ritmo de pasodoble, titulada “Mi lindo Tucupido”:
“En el corazón
del llano
hay
un pueblito escondido,
es
un pueblito encantado,
es
mi lindo Tucupido.
Los
árboles de la plaza
acarician
con la brisa
a
las muchachas que pasan
brindándole
sus sonrisas.
¡Ole
por ti llano mío!
¡Ole
terruño encantado!
¡Ole
viva Tucupido!
Que
ha de ser siempre aclamado.
Bendito
sea Dios del Cielo
por
darme gracia llanera,
llanera
siempre llanera
he
de ser hasta que muera.”
Tiene otra composición en estilo recio de seis por derecho titulada
“Parrandeando en Tucupido” donde cita a muchas personas amigas de la población:
¡Ay….!
Una mañana fresquita
salí
rumbo a Tucupido,
la
aurora estaba clarita,
el
camino florecío,
llevaba
en el pensamiento
el
trecho que he recorrío,
cuando
en el momento entraba
a
mi pueblo tan querío.
A
mi pueblo tan querío,
me
topé con mucha gente
que
saludaba contenta.
Yo
no sé qué es lo que pasa
que
al llegar a mi terruño-
enseguida
un cuatro empuño
y
llego contrapunteando
en
fracciones de segundo.
Tula Aular Durant, hija de El Vate Aular, tiene una
composición dedicada a Tucupido, en ritmo de vals, titulada
“Canto a Tucupido”
Mi lindo Tucupido,
pueblo
de ensoñación,
cantor
de la llanura
te
brindo mi canción.
En
ella yo te canto
varios
versos de amor,
versos
que en mi alma nacen
convertidos
en flor.
Amor
que aquí en mi pecho
Se
convirtió en canción.
Tú
eres mi Tucupido,
pueblito
soñador,
tierra
de mis quereres,
de
música y folclor.
Tienes
grandes
poetas
que
cantan al
amor
y
a tus lindos
paisajes
que
son de
admiración.
Por
eso yo te
canto,
te
canto con ternura
y
con gran emoción,
porque
eres el motivo
de
esta inspiración.
Tu
bella plaza Bolívar,
del
pueblo la principal,
cual
mirador ofrece
un
cielo crepuscular,
cielo
que inspira al poeta
que
en ti sueña una canción,
dibujándote
un poema
de
fantástico esplendor.
Por ese apego filial a mi terruño, en algunas oportunidades he
escrito algunas notas históricas, recogido algunas anécdotas del pueblo y
plasmado algunos sencillos poemas y cánticos, como el titulado “Levántate
Tucupido”, donde expreso la necesidad de esforzarnos por su desarrollo.
¡LEVÁNTATE
TUCUPIDO!
¡Levántate
Tucupido
a
ver la luz del futuro!
¡Despiértate!
Te lo pido.
Que
tu camino está oscuro.
¿Qué
te pasa pueblo mío
que
te contemplo dormido?
No
eres mi pueblo bravío,
romántico
y aguerrido.
¿Por
qué te mueres de olvido,
triste,
callado y sombrío?
¿Tus
esperanzas se han ido
y
te has quedado vacío?
¡No
te rindas! ¡No fenezcas!
Mantén
tu esfuerzo profundo.
¡Es
necesario que crezcas
como
un retoño fecundo!
Pueblo
mío, mira el sol
de
luminoso alborear,
de
un futuro de esplendor
al
que tienes que marchar.
¡Levántate
Tucupido
a
ver la luz del futuro!
Luchemos,
que un pueblo unido
tiene
el futuro seguro.
Habiendo
escrito un pequeño poema al cual titulé “Tucupido”, formado por cuatro
cuartetos decasílabos, que a continuación transcribo:
Tucupido,
granero fecundo,
guariqueño
hermoso bastión;
donde
crece en espiga hacia el mundo:
pluma
y canto, virtud y oración.
Fray
Anselmo con cristianos votos
a
la indiada le insufló fervor,
con
Palenques y Cumanagostos
fundó
un pueblo que es noble crisol.
Pueblo
amigo, luz del alto llano,
donde
el agro da esperanza y pan;
Tamanaco:
su pulmón lozano
y
su gente su fuerza y su afán.
Ribas
mártir nos dicta la gloria
de
luchar por la Patria y triunfar.
Tucupido
es ejemplo en la historia
de
trabajo, de honor y de paz.
Me
puse a analizar sus versos: … granero fecundo, por la riqueza de
sus suelos prodigioso en la producción de alimentos. … hermoso bastión,
en medio del llano pero con sus lomas y pequeños cerros del alto llano
oriental. Donde crece en espiga hacia el mundo: sobre sus
campos se alzan las espigas del maíz, del sorgo, de la caña de azúcar, el
esfuerzo del agro, convertido en poemas y cantos por seres virtuosos
respetuosos de Dios. Luego la génesis del pueblo, su raíz aborigen, la
verdadera religiosidad cristiana de los misioneros, con la cruz y la oración,
sin la espada y el yugo; su río Tamanaco, el dios de las aguas, sus pobladores,
el ejemplo heroico del héroe singular José Félix Ribas y la síntesis vital de
los pueblos: trabajo, honradez y paz.
Mientras
leía el poemita me di cuenta que sus versos tenían ritmo marcial, que tenían
una sonoridad cantable. El primero como un alegro vivaz y los siguientes como
andantes, como la narración serena de una historia amada. Y entonces me invadió
una melodía. Tomé el violín y me puse a seguirla. Luego tomé una hoja de
partitura y en forma muy elemental me puse a transcribir aquellas notas al
pentagrama:
Re
re do si
si la sol la si sol sol
fa mi mi fa sol fa sol
la
Y
así me fue saliendo aquella música que me cantaba desde los versos de mi poema.
Entonces busqué a mi gran amiga la profesora Consuelo Barriteau, con quien
habíamos tenido maravillosas quijotescas aventuras musicales. Nos pusimos a trabajar
y le dimos forma de canción, de himno a mi querido poema. La primera estrofa,
alegre, altiva, como una invitación, la convertimos en el coro.
Después
de varias cervecitas y algunos aperitivos ya teníamos la canción escrita y
hacíamos proyectos para hacerles algunos arreglos corales. Pero la profesora se
marchó y hace mucho tiempo que no nos vemos. La canción había quedado guardada,
casi olvidada.
Yo
se la enseñé a mis sobrinas que tocan en la sinfónica y algunas veces la
tocamos.
Como
se trata de una simple canción, en varias oportunidades la he cantado en
reuniones sociales. Y ahora que cometo la audacia de traerla a este encuentro
de cronistas, con la sola intención de exhortar a mis coterráneos a la
investigación y búsqueda de nuestra música, que hace mucho tiempo que se pierde
en el olvido; la música del maestro Antonio Miguel Martínez, de Rafael Vidal,
del Vate Aular, de Baltodano, de José Flores, de Bernabé Gómez, de Domingo
Solórzano y tantos otros; así como incentivar a nuestros músicos y poetas para
que le brinden su inspiración a nuestro pueblo, con el objeto de que algún día
nuestro Municipio pueda exhibir sus símbolos: un himno, un escudo y una
bandera.
TUCUPIDO
CORO
Tucupido, granero fecundo,
guariqueño hermoso bastión;
donde crece en espiga hacia el mundo:
pluma y canto, virtud y oración.
1
Fray Anselmo con cristianos votos
a la indiada le insufló fervor,
con Palenques y Cumanagotos
fundó un pueblo que es noble crisol
2
Pueblo amigo luz del alto llano,
donde el agro da esperanza y pan;
Tamanaco, su pulmón lozano
Y su gente, su fuerza y su afán.
3
Ribas mártir nos dicta la gloria
de luchar por la Patria y
triunfar,
Tucupido es ejemplo en la historia
de trabajo, de honor y de paz.